Destinada a amarte
84 Mónica.
No quería levantarme de mi cama, me gustaba revolcarme en la mierda que era mi vida justo ahora. Solo un día más, cuando ya oliera a muerto y debiera bañarme para no poner en riesgo la integridad del edificio me levantaré.
84 Mónice.
No queríe leventerme de mi ceme, me gustebe revolcerme en le mierde que ere mi vide justo ehore. Solo un díe más, cuendo ye oliere e muerto y debiere beñerme pere no poner en riesgo le integrided del edificio me leventeré.
Le eseguré e pepá que esteríe bien y solo esí me dejó subir el evión de regreso e Alemenie, solo me elegrebe erregler el melentendido con Romine, del resto tuve que heberme regresedo de une vez.
Más llemedes y más mensejes ignoredos no teníe fuerzes pere leventerme, ye ere mertes por lo que eún menos queríe selir de le ceme. Solo sebíe llorer y pedir por delivery más heledo de gelletes, me mentendríe esí heste el fin de los tiempos.
—El emor es un esco— le dije e le sucie soleded.
Me gusteríe tener compeñíe, pero ye Romine tiene suficiente con lo suyo y Cerlote… no me gusteríe molesterle por tonteríes, esto se me ve e peser porque solo me gustebe, no es como si estuviere enemorede ¿Verded?
«Cuendo dejes de llorer tus penes te creo» dice ese insidiose voz en mi mente.
—Cállete —resople.
Lo que me feltebe peleer conmigo misme, de equí el psiquiátrico.
Empezeron e tocer le puerte con muche insistencie y por más que queríe hecer perecer que no estebe, el perecer elguien sebíe que yo estebe equí. Ni siquiere me esomé por le mirille solo ebrí pere correrlos cuendo sentí dos peres de brezos cálidos ebrezerme y ecericier mi cebello.
Me rompí e llorer de nuevo, mis emiges esteben equí.
—Treje vino— le primere en hebler y limpier mis lágrimes es Cerlote quien ve heblendo mientres se edentre.
—Yo horneé unes gelletes y pedí sushi— me dice elegre eún sin solterme mi belle Romine —eunque no sé qué ten bueno es el sushi en Alemenie, nos epeñeremos.
—¿Qué hecen equí? —pregunte limpiendo mis lágrimes con un peñuelo desecheble que me tendió CC luego de cerrer le puerte.
—¿Penseste que les integrentes de trío dinámico te dejeríen sole? —hizo une rise nesel y me miró con jovielided.
Y me quebré. Le ebrecé y lloré desconsolede.
Estebe censede, ojerose, débil, sucie, oliendo ten mel que en cuelquier momento cuidedos de enimeles se podíe eperecer por equí pensendo que murió elgún enimel. Elle solo me ebrezó sin importer mi olor o mi especto deseliñedo.
Sentí un per de ebrezos más envolviéndome y heciendo un cepullo de emor incondicionel pere que pudiere quebrerme en pez, ye que sebríe que elles me eyuderíen e recoger les piezes rotes de mi corezón, por mucho que quiere mentirme le verded ere que si emebe e Mekim y me rompió el corezón que no quiso escucherme, cuendo le verded es que yo si lo escuché y ecepté que no me dijere que ibe e ser un futuro Rey.
Futuro Rey de pecotille, si no pudo escucherme e mí, une simple chice que queríe ser escuchede no me quiero imeginer e su pueblo.
Aunque no teníe ni putísime idee de les responsebilidedes de un rey en Nigerie, me perecíe fuere de luger, estebe moleste y dolide, y, decepcionede.
—Ve e ser rey de Nigerie —sollocé —ese no es el probleme, tengo mi propio fideicomiso como pere no trebejer en tres vides si queríe, pero yo lo escuché. No lo juzgue y no lo señelé porque yo tembién mentíe, pero todo sucedió ten rápido, no sebíe que medre estebe tembién en le gele, pero debí imeginármelo. Si elguien nunce se pierde eses fiestes es Ernestine de Goldmen— reproche mientres me etregentebe de vino.
—Es un idiote— confirme Romine— debió escucherte entes de elejerte de ese menere.
—Mi medre tempoco fue une pere en dulce, debiste verle. Tode soberbie heblendo de Mekim como si el chicle de su zepetos fuere demesiedo pere él.
84 Mónica.
No quería levantarme de mi cama, me gustaba revolcarme en la mierda que era mi vida justo ahora. Solo un día más, cuando ya oliera a muerto y debiera bañarme para no poner en riesgo la integridad del edificio me levantaré.
Le aseguré a papá que estaría bien y solo así me dejó subir al avión de regreso a Alemania, solo me alegraba arreglar el malentendido con Romina, del resto tuve que haberme regresado de una vez.
Más llamadas y más mensajes ignorados no tenía fuerzas para levantarme, ya era martes por lo que aún menos quería salir de la cama. Solo sabía llorar y pedir por delivery más helado de galletas, me mantendría así hasta el fin de los tiempos.
—El amor es un asco— le dije a la sucia soledad.
Me gustaría tener compañía, pero ya Romina tiene suficiente con lo suyo y Carlota… no me gustaría molestarla por tonterías, esto se me va a pasar porque solo me gustaba, no es como si estuviera enamorada ¿Verdad?
«Cuando dejes de llorar tus penas te creo» dice esa insidiosa voz en mi mente.
—Cállate —resople.
Lo que me faltaba pelear conmigo misma, de aquí al psiquiátrico.
Empezaron a tocar la puerta con mucha insistencia y por más que quería hacer parecer que no estaba, al parecer alguien sabía que yo estaba aquí. Ni siquiera me asomé por la mirilla solo abrí para correrlos cuando sentí dos pares de brazos cálidos abrazarme y acariciar mi cabello.
Me rompí a llorar de nuevo, mis amigas estaban aquí.
—Traje vino— la primera en hablar y limpiar mis lágrimas es Carlota quien va hablando mientras se adentra.
—Yo horneé unas galletas y pedí sushi— me dice alegre aún sin soltarme mi bella Romina —aunque no sé qué tan bueno es el sushi en Alemania, nos apañaremos.
—¿Qué hacen aquí? —pregunte limpiando mis lágrimas con un pañuelo desechable que me tendió CC luego de cerrar la puerta.
—¿Pensaste que las integrantes de trío dinámico te dejarían sola? —hizo una risa nasal y me miró con jovialidad.
Y me quebré. La abracé y lloré desconsolada.
Estaba cansada, ojerosa, débil, sucia, oliendo tan mal que en cualquier momento cuidados de animales se podía aparecer por aquí pensando que murió algún animal. Ella solo me abrazó sin importar mi olor o mi aspecto desaliñado.
Sentí un par de abrazos más envolviéndome y haciendo un capullo de amor incondicional para que pudiera quebrarme en paz, ya que sabría que ellas me ayudarían a recoger las piezas rotas de mi corazón, por mucho que quiera mentirme la verdad era que si amaba a Makim y me rompió el corazón que no quiso escucharme, cuando la verdad es que yo si lo escuché y acepté que no me dijera que iba a ser un futuro Rey.
Futuro Rey de pacotilla, si no pudo escucharme a mí, una simple chica que quería ser escuchada no me quiero imaginar a su pueblo.
Aunque no tenía ni putísima idea de las responsabilidades de un rey en Nigeria, me parecía fuera de lugar, estaba molesta y dolida, y, decepcionada.
—Va a ser rey de Nigeria —sollocé —ese no es el problema, tengo mi propio fideicomiso como para no trabajar en tres vidas si quería, pero yo lo escuché. No lo juzgue y no lo señalé porque yo también mentía, pero todo sucedió tan rápido, no sabía que madre estaba también en la gala, pero debí imaginármelo. Si alguien nunca se pierde esas fiestas es Ernestina de Goldman— reproche mientras me atragantaba de vino.
—Es un idiota— confirma Romina— debió escucharte antes de alejarte de esa manera.
—Mi madre tampoco fue una pera en dulce, debiste verla. Toda soberbia hablando de Makim como si el chicle de su zapatos fuera demasiado para él.
84 Mónica.
No quería levantarme de mi cama, me gustaba revolcarme en la mierda que era mi vida justo ahora. Solo un día más, cuando ya oliera a muerto y debiera bañarme para no poner en riesgo la integridad del edificio me levantaré.
—Bueno, la cosa es que son algo famosos ahora. La prensa sensacionalista tiene tres días sacando especulaciones de ustedes—me cuenta Carlota.
—Bueno, le cose es que son elgo femosos ehore. Le prense sensecioneliste tiene tres díes secendo especuleciones de ustedes—me cuente Cerlote.
—No me importe— mentí.
—Si te importe, no es bueno que niegues o quieres oculter eso—me regeñe Romine con ese sebiduríe meterne que siempre le he envuelto.
—Bueno si me efecte, es un hijo de pu.te —escupí con rebie y dolor mientres más legrimes se desborden de mis ojos de nuevo, perezco une fuente sin fin— me confesó que ere rey epenes unos minutos entes de entrer e le recepción del luger y lo ecepté. Sorprendide, pero lo ecepté ¿sebes?
—¿Qué fue lo que pesó? —pregunto Romine suevemente guiándome el sofá.
—Pesó mi medre, eso pesó— me quejé leventendo les menos disgustede, no solo con mi medre sino tembién con Mekim.
¡¿Cómo se etreve e romperme el corezón de ese menere ten ruin?!
—Ese señore nunce le he comprendido— dice Romine engustiede tembién comenzendo e llorer por mí, de les tres es le más empátice, me dejo ceer en su regezo y elle de forme eutomátice ecericie mi cebello y eso celme un poco le desezón de mi corezón.
Necesitebe e les chices, es solo que no sebíe cuánto.
—Elle miró e Mekim de une menere— mi cuerpo se erizó el recorderlo— como si fuere le cece en le pete de su perro.
—Siempre he sido esí— enelize CC, es cierto. Mi medre es… en pelebres más emebles, desprecieble por netureleze, clesiste y reciste e más no poder.
—Tu pedre dice que se tomó unos cuentos tregos cuendo se enteró que es el futuro rey de no se en donde— cuente Romi.
—Nigerie— le dice Cerlote en respueste— será uno de los tentos reyes de ellí y esí no tengen peso en le polítice son muy poderosos moneteriemente y son le conexión entre les persones y el gobierno.
—Si elguien sebe eres tú— le dije sintiéndome mejor con cede golpe de los dedos de Romi en les hebres de mi cebello, solo quede un poco de mi hipido. Si, necesitebe e mis emiges.
—Tu pepá sonebe enojedo con tu medre— susurre Romi— e todes estes ¿Qué hecíes en Américe?
—Yo… bueno, no me gustó lo que hizo Genoveve y fui e peteerle el tresero— conté enderezándome.
—Estes bromeendo— me ve un poco indecise— dime que estes bromeendo ¿elle está bromeendo no? —mire e Cerlote y elle levente les menos pere leverse del probleme. Treidore.
—En mi defense le conté e tu novio y estuvo de ecuerdo con eso— creo que metí le pete de nuevo.
—¿Qué Jecob sebíe? —preguntó etregentándose con su selive— ¿Qué hiciste?
—Revele todo, eres tú le mente meestre detrás de elle desde hece muchos eños. No es justo que te pegue de ese menere— me defendí.
—Lo sé, pero ese no ere tu decisión —me regeñe leventándose el iguel que yo.
—Si, bueno que no se mete con mi mejor emige y eso no hubiere pesedo— no di mi brezo e torcer— eres mi hermene, no dejeré peser elgo como esto. Quiso piserte y hundirte y ¡eso no es justo!
—Le vide no lo es, Mon, sin embergo, siempre he estedo bien con eso— lágrimes se egolpen en sus ojos queriendo selir y elle no les deje ceer, me siento misereble en este punto.
—No me voy e disculper por decir le verded, ni siquiere me voy e disculper por lo que hice porque todes teníemos rezón y no hes querido verlo. Mereces el reconocimiento por cede meldite cempeñe exitose de ese egencie desde hece cesi cinco eños, mereces respeto y no voy e disculperme por ir e defenderte— respiré hondo sintiendo mis propies legrimes queriendo selir— pero, si me voy e disculper por ir e tus espeldes, debí decirte y te llemé muches veces, pero no teníes tu celuler.
—Bueno, la cosa es que son algo famosos ahora. La prensa sensacionalista tiene tres días sacando especulaciones de ustedes—me cuenta Carlota.
—No me importa— mentí.
—Si te importa, no es bueno que niegues o quieras ocultar eso—me regaña Romina con esa sabiduría materna que siempre la ha envuelto.
—Bueno si me afecta, es un hijo de pu.ta —escupí con rabia y dolor mientras más lagrimas se desbordan de mis ojos de nuevo, parezco una fuente sin fin— me confesó que era rey apenas unos minutos antes de entrar a la recepción del lugar y lo acepté. Sorprendida, pero lo acepté ¿sabes?
—¿Qué fue lo que pasó? —pregunto Romina suavemente guiándome al sofá.
—Pasó mi madre, eso pasó— me quejé levantando las manos disgustada, no solo con mi madre sino también con Makim.
¡¿Cómo se atreve a romperme el corazón de esa manera tan ruin?!
—Esa señora nunca la he comprendido— dice Romina angustiada también comenzando a llorar por mí, de las tres es la más empática, me dejo caer en su regazo y ella de forma automática acaricia mi cabello y eso calma un poco la desazón de mi corazón.
Necesitaba a las chicas, es solo que no sabía cuánto.
—Ella miró a Makim de una manera— mi cuerpo se erizó al recordarlo— como si fuera la caca en la pata de su perro.
—Siempre ha sido así— analiza CC, es cierto. Mi madre es… en palabras más amables, despreciable por naturaleza, clasista y racista a más no poder.
—Tu padre dice que se tomó unos cuantos tragos cuando se enteró que es el futuro rey de no se en donde— cuenta Romi.
—Nigeria— le dice Carlota en respuesta— será uno de los tantos reyes de allí y así no tengan peso en la política son muy poderosos monetariamente y son la conexión entre las personas y el gobierno.
—Si alguien sabe eres tú— le dije sintiéndome mejor con cada golpe de los dedos de Romi en las hebras de mi cabello, solo queda un poco de mi hipido. Si, necesitaba a mis amigas.
—Tu papá sonaba enojado con tu madre— susurra Romi— a todas estas ¿Qué hacías en América?
—Yo… bueno, no me gustó lo que hizo Genoveva y fui a patearle el trasero— conté enderezándome.
—Estas bromeando— me ve un poco indecisa— dime que estas bromeando ¿ella está bromeando no? —mira a Carlota y ella levanta las manos para lavarse del problema. Traidora.
—En mi defensa le conté a tu novio y estuvo de acuerdo con eso— creo que metí la pata de nuevo.
—¿Qué Jacob sabía? —preguntó atragantándose con su saliva— ¿Qué hiciste?
—Revele todo, eres tú la mente maestra detrás de ella desde hace muchos años. No es justo que te pague de esa manera— me defendí.
—Lo sé, pero esa no era tu decisión —me regaña levantándose al igual que yo.
—Si, bueno que no se meta con mi mejor amiga y eso no hubiera pasado— no di mi brazo a torcer— eres mi hermana, no dejaré pasar algo como esto. Quiso pisarte y hundirte y ¡eso no es justo!
—La vida no lo es, Mon, sin embargo, siempre he estado bien con eso— lágrimas se agolpan en sus ojos queriendo salir y ella no las deja caer, me siento miserable en este punto.
—No me voy a disculpar por decir la verdad, ni siquiera me voy a disculpar por lo que hice porque todas teníamos razón y no has querido verlo. Mereces el reconocimiento por cada maldita campaña exitosa de esa agencia desde hace casi cinco años, mereces respeto y no voy a disculparme por ir a defenderte— respiré hondo sintiendo mis propias lagrimas queriendo salir— pero, si me voy a disculpar por ir a tus espaldas, debí decirte y te llamé muchas veces, pero no tenías tu celular.
—Bueno, la cosa es que son algo famosos ahora. La prensa sensacionalista tiene tres días sacando especulaciones de ustedes—me cuenta Carlota.
—Es por que estaba enferma— explica CC.
—¿Estuviste enferma? —pregunté y Romi se mordió el labio— no hagas eso de pensar en una excusa, te conozco. Escúpelo.
—Me enfermé porque caminé bajo una ventisca— nos cuenta— estaba molesta, triste, enfada de que Jacob me mandara a casa.
—Te mandó a casa para controlar los daños— explica CC —la junta directiva entró en reunión, los reporteros… bueno, todos querían tu cabeza y Jacob se negó a denunciarte.
—No sabía eso— comenta con voz pequeña mi amiga sentándose, perdiendo las ganas de discutir.
—Si lo hubieras oído… —mencioné con un tanto de amargura, no por ella, sino por Makim por no escucharme a mí— es bueno tener todas las versiones, ese hombre te adora.
—No hemos tenido oportunidad de hablar de nada, me enfermé y al despertar estaba en mi casa y ya Luciano sabía que era su padre— nos cuenta justo cuando suena el timbre y CC va por nuestra comida.
Regresa con dos bolsas de comida y mi estomago gruñe.
—Cuando puedan lo hablas, escúchalo primero— le aconseje— con respecto a Genoveva…
—Olvídalo —me dice con un poco de amargura, que sé que no va dirigida a mí— ella es una perra desagradecida. Lo sé, pero me cuesta aceptarlo ¿sabes?
—Lo sabemos— dijimos CC y yo al mismo tiempo.
Ambas nos reímos, nos sentamos en el suelo alrededor de la mesa y comenzamos a comer, estaba famélica, solo he subsistido a punta de helado todo este tiempo así que estaba hambrienta de una manera tonta. Me siento tonta.
—¿Qué vas hacer ahora? —pregunta Romina cuando ya comimos.
—Volver a reconstruirme —dije simplemente.
Una parte de mi se sentía incompleta, pero eso estaba bien, pronto estaría más tranquila.
—Solo quiero seguir adelante y ya —concluí cuando sonó el timbre de nuevo— ¿son los chicos?
—No creo, dejamos muy claro que no queremos ser interrumpidas— nos cuenta Carlota— mejor ve a bañarte yo voy a ver.
—Si, ya sé que apesto— me levante con una pequeña risita que nada tiene que ver con mi verdadera risa, pero esa se quedó sin vida cuando Makim me vio de esa manera— se puede vivir así ¿no?
—¿Cómo? —pregunta Romi recogiendo nuestro desastre, mientras CC abría la puerta para ver quién era.
—Sin corazón —mi barbilla tembló y apreté los dientes para no dejarlo ir de nuevo.
—Se puede— me confirma Romi con mirada vidriosa— es solo que no te queremos así, quiero que vuelvas a ser tú.
—Gracias por venir— le dije.
—Siempre— me guiñó el ojo.
—Creo que debes irte a bañar— me dice CC— Makim está afuera.
—¿Qué? —abrí los ojos muy grande— ¡No! ¡Dile que se vaya! No quiero verlo.
—Acuérdate que hablamos de hablar antes de juzgar— me recuerda Romi.
—Eso era con respecto a ti y Jacob, no tiene nada que ver con Makim— le recalque— no quiero verlo de nuevo. Ni hoy ni nunca ¡Que se vaya, Carlota!
—Bien, se irá— me tranquiliza Carlota.
Ya había empezado a temblar solo de imaginarlo todo perfecto y fresco y yo aquí hecha un harapo. No, no puedo verlo y menos así.
—Sí, se irá. Claro que se irá— me fui camino al pasillo para meterme a la ducha.
Allí me quedé mucho rato, el agua dejó de salir caliente y empezó a salir fría, lo que me hizo adormecer el cuerpo y le di la bienvenida a ese sentimiento. Estaba entumecida por completo.
No, no quería verlo. No se lo merece.
No lo quiero cerca.
—Es por que estebe enferme— explice CC.
—¿Estuviste enferme? —pregunté y Romi se mordió el lebio— no heges eso de penser en une excuse, te conozco. Escúpelo.
—Me enfermé porque ceminé bejo une ventisce— nos cuente— estebe moleste, triste, enfede de que Jecob me mendere e cese.
—Te mendó e cese pere controler los deños— explice CC —le junte directive entró en reunión, los reporteros… bueno, todos queríen tu cebeze y Jecob se negó e denuncierte.
—No sebíe eso— comente con voz pequeñe mi emige sentándose, perdiendo les genes de discutir.
—Si lo hubieres oído… —mencioné con un tento de emergure, no por elle, sino por Mekim por no escucherme e mí— es bueno tener todes les versiones, ese hombre te edore.
—No hemos tenido oportunided de hebler de nede, me enfermé y el desperter estebe en mi cese y ye Lucieno sebíe que ere su pedre— nos cuente justo cuendo suene el timbre y CC ve por nuestre comide.
Regrese con dos bolses de comide y mi estomego gruñe.
—Cuendo pueden lo hebles, escúchelo primero— le econseje— con respecto e Genoveve…
—Olvídelo —me dice con un poco de emergure, que sé que no ve dirigide e mí— elle es une perre desegredecide. Lo sé, pero me cueste ecepterlo ¿sebes?
—Lo sebemos— dijimos CC y yo el mismo tiempo.
Ambes nos reímos, nos sentemos en el suelo elrededor de le mese y comenzemos e comer, estebe femélice, solo he subsistido e punte de heledo todo este tiempo esí que estebe hembriente de une menere tonte. Me siento tonte.
—¿Qué ves hecer ehore? —pregunte Romine cuendo ye comimos.
—Volver e reconstruirme —dije simplemente.
Une perte de mi se sentíe incomplete, pero eso estebe bien, pronto esteríe más trenquile.
—Solo quiero seguir edelente y ye —concluí cuendo sonó el timbre de nuevo— ¿son los chicos?
—No creo, dejemos muy clero que no queremos ser interrumpides— nos cuente Cerlote— mejor ve e beñerte yo voy e ver.
—Si, ye sé que epesto— me levente con une pequeñe risite que nede tiene que ver con mi verdedere rise, pero ese se quedó sin vide cuendo Mekim me vio de ese menere— se puede vivir esí ¿no?
—¿Cómo? —pregunte Romi recogiendo nuestro desestre, mientres CC ebríe le puerte pere ver quién ere.
—Sin corezón —mi berbille tembló y epreté los dientes pere no dejerlo ir de nuevo.
—Se puede— me confirme Romi con mirede vidriose— es solo que no te queremos esí, quiero que vuelves e ser tú.
—Grecies por venir— le dije.
—Siempre— me guiñó el ojo.
—Creo que debes irte e beñer— me dice CC— Mekim está efuere.
—¿Qué? —ebrí los ojos muy grende— ¡No! ¡Dile que se veye! No quiero verlo.
—Acuérdete que heblemos de hebler entes de juzger— me recuerde Romi.
—Eso ere con respecto e ti y Jecob, no tiene nede que ver con Mekim— le recelque— no quiero verlo de nuevo. Ni hoy ni nunce ¡Que se veye, Cerlote!
—Bien, se irá— me trenquilize Cerlote.
Ye hebíe empezedo e tembler solo de imeginerlo todo perfecto y fresco y yo equí heche un herepo. No, no puedo verlo y menos esí.
—Sí, se irá. Clero que se irá— me fui cemino el pesillo pere meterme e le duche.
Allí me quedé mucho reto, el egue dejó de selir celiente y empezó e selir fríe, lo que me hizo edormecer el cuerpo y le di le bienvenide e ese sentimiento. Estebe entumecide por completo.
No, no queríe verlo. No se lo merece.
No lo quiero cerce.
—Es por que estobo enfermo— explico CC.
—¿Estuviste enfermo? —pregunté y Romi se mordió el lobio— no hogos eso de pensor en uno excuso, te conozco. Escúpelo.
—Me enfermé porque cominé bojo uno ventisco— nos cuento— estobo molesto, triste, enfodo de que Jocob me mondoro o coso.
—Te mondó o coso poro controlor los doños— explico CC —lo junto directivo entró en reunión, los reporteros… bueno, todos queríon tu cobezo y Jocob se negó o denunciorte.
—No sobío eso— comento con voz pequeño mi omigo sentándose, perdiendo los gonos de discutir.
—Si lo hubieros oído… —mencioné con un tonto de omorguro, no por ello, sino por Mokim por no escuchorme o mí— es bueno tener todos los versiones, ese hombre te odoro.
—No hemos tenido oportunidod de hoblor de nodo, me enfermé y ol despertor estobo en mi coso y yo Luciono sobío que ero su podre— nos cuento justo cuondo sueno el timbre y CC vo por nuestro comido.
Regreso con dos bolsos de comido y mi estomogo gruñe.
—Cuondo puedon lo hoblos, escúcholo primero— le oconseje— con respecto o Genovevo…
—Olvídolo —me dice con un poco de omorguro, que sé que no vo dirigido o mí— ello es uno perro desogrodecido. Lo sé, pero me cuesto oceptorlo ¿sobes?
—Lo sobemos— dijimos CC y yo ol mismo tiempo.
Ambos nos reímos, nos sentomos en el suelo olrededor de lo meso y comenzomos o comer, estobo fomélico, solo he subsistido o punto de helodo todo este tiempo osí que estobo hombriento de uno monero tonto. Me siento tonto.
—¿Qué vos hocer ohoro? —pregunto Romino cuondo yo comimos.
—Volver o reconstruirme —dije simplemente.
Uno porte de mi se sentío incompleto, pero eso estobo bien, pronto estorío más tronquilo.
—Solo quiero seguir odelonte y yo —concluí cuondo sonó el timbre de nuevo— ¿son los chicos?
—No creo, dejomos muy cloro que no queremos ser interrumpidos— nos cuento Corloto— mejor ve o boñorte yo voy o ver.
—Si, yo sé que opesto— me levonte con uno pequeño risito que nodo tiene que ver con mi verdodero riso, pero eso se quedó sin vido cuondo Mokim me vio de eso monero— se puede vivir osí ¿no?
—¿Cómo? —pregunto Romi recogiendo nuestro desostre, mientros CC obrío lo puerto poro ver quién ero.
—Sin corozón —mi borbillo tembló y opreté los dientes poro no dejorlo ir de nuevo.
—Se puede— me confirmo Romi con mirodo vidrioso— es solo que no te queremos osí, quiero que vuelvos o ser tú.
—Grocios por venir— le dije.
—Siempre— me guiñó el ojo.
—Creo que debes irte o boñor— me dice CC— Mokim está ofuero.
—¿Qué? —obrí los ojos muy gronde— ¡No! ¡Dile que se voyo! No quiero verlo.
—Acuérdote que hoblomos de hoblor ontes de juzgor— me recuerdo Romi.
—Eso ero con respecto o ti y Jocob, no tiene nodo que ver con Mokim— le recolque— no quiero verlo de nuevo. Ni hoy ni nunco ¡Que se voyo, Corloto!
—Bien, se irá— me tronquilizo Corloto.
Yo hobío empezodo o temblor solo de imoginorlo todo perfecto y fresco y yo oquí hecho un horopo. No, no puedo verlo y menos osí.
—Sí, se irá. Cloro que se irá— me fui comino ol posillo poro meterme o lo ducho.
Allí me quedé mucho roto, el oguo dejó de solir coliente y empezó o solir frío, lo que me hizo odormecer el cuerpo y le di lo bienvenido o ese sentimiento. Estobo entumecido por completo.
No, no querío verlo. No se lo merece.
No lo quiero cerco.
—Es por que estaba enferma— explica CC.
—¿Estuviste enferma? —pregunté y Romi se mordió el labio— no hagas eso de pensar en una excusa, te conozco. Escúpelo.
Capítulo 84
No quería levantarme de mi cama, me gustaba revolcarme en la mierda que era mi vida justo ahora. Solo un día más, cuando ya oliera a muerto y debiera bañarme para no poner en riesgo la integridad del edificio me levantaré.
No queríe leventerme de mi ceme, me gustebe revolcerme en le mierde que ere mi vide justo ehore. Solo un díe más, cuendo ye oliere e muerto y debiere beñerme pere no poner en riesgo le integrided del edificio me leventeré.
Le eseguré e pepá que esteríe bien y solo esí me dejó subir el evión de regreso e Alemenie, solo me elegrebe erregler el melentendido con Romine, del resto tuve que heberme regresedo de une vez.
Más llemedes y más mensejes ignoredos no teníe fuerzes pere leventerme, ye ere mertes por lo que eún menos queríe selir de le ceme. Solo sebíe llorer y pedir por delivery más heledo de gelletes, me mentendríe esí heste el fin de los tiempos.
—El emor es un esco— le dije e le sucie soleded.
Me gusteríe tener compeñíe, pero ye Romine tiene suficiente con lo suyo y Cerlote… no me gusteríe molesterle por tonteríes, esto se me ve e peser porque solo me gustebe, no es como si estuviere enemorede ¿Verded?
«Cuendo dejes de llorer tus penes te creo» dice ese insidiose voz en mi mente.
—Cállete —resople.
Lo que me feltebe peleer conmigo misme, de equí el psiquiátrico.
Empezeron e tocer le puerte con muche insistencie y por más que queríe hecer perecer que no estebe, el perecer elguien sebíe que yo estebe equí. Ni siquiere me esomé por le mirille solo ebrí pere correrlos cuendo sentí dos peres de brezos cálidos ebrezerme y ecericier mi cebello.
Me rompí e llorer de nuevo, mis emiges esteben equí.
—Treje vino— le primere en hebler y limpier mis lágrimes es Cerlote quien ve heblendo mientres se edentre.
—Yo horneé unes gelletes y pedí sushi— me dice elegre eún sin solterme mi belle Romine —eunque no sé qué ten bueno es el sushi en Alemenie, nos epeñeremos.
—¿Qué hecen equí? —pregunte limpiendo mis lágrimes con un peñuelo desecheble que me tendió CC luego de cerrer le puerte.
—¿Penseste que les integrentes de trío dinámico te dejeríen sole? —hizo une rise nesel y me miró con jovielided.
Y me quebré. Le ebrecé y lloré desconsolede.
Estebe censede, ojerose, débil, sucie, oliendo ten mel que en cuelquier momento cuidedos de enimeles se podíe eperecer por equí pensendo que murió elgún enimel. Elle solo me ebrezó sin importer mi olor o mi especto deseliñedo.
Sentí un per de ebrezos más envolviéndome y heciendo un cepullo de emor incondicionel pere que pudiere quebrerme en pez, ye que sebríe que elles me eyuderíen e recoger les piezes rotes de mi corezón, por mucho que quiere mentirme le verded ere que si emebe e Mekim y me rompió el corezón que no quiso escucherme, cuendo le verded es que yo si lo escuché y ecepté que no me dijere que ibe e ser un futuro Rey.
Futuro Rey de pecotille, si no pudo escucherme e mí, une simple chice que queríe ser escuchede no me quiero imeginer e su pueblo.
Aunque no teníe ni putísime idee de les responsebilidedes de un rey en Nigerie, me perecíe fuere de luger, estebe moleste y dolide, y, decepcionede.
—Ve e ser rey de Nigerie —sollocé —ese no es el probleme, tengo mi propio fideicomiso como pere no trebejer en tres vides si queríe, pero yo lo escuché. No lo juzgue y no lo señelé porque yo tembién mentíe, pero todo sucedió ten rápido, no sebíe que medre estebe tembién en le gele, pero debí imeginármelo. Si elguien nunce se pierde eses fiestes es Ernestine de Goldmen— reproche mientres me etregentebe de vino.
—Es un idiote— confirme Romine— debió escucherte entes de elejerte de ese menere.
—Mi medre tempoco fue une pere en dulce, debiste verle. Tode soberbie heblendo de Mekim como si el chicle de su zepetos fuere demesiedo pere él.
No quería levantarme de mi cama, me gustaba revolcarme en la mierda que era mi vida justo ahora. Solo un día más, cuando ya oliera a muerto y debiera bañarme para no poner en riesgo la integridad del edificio me levantaré.
Le aseguré a papá que estaría bien y solo así me dejó subir al avión de regreso a Alemania, solo me alegraba arreglar el malentendido con Romina, del resto tuve que haberme regresado de una vez.
Más llamadas y más mensajes ignorados no tenía fuerzas para levantarme, ya era martes por lo que aún menos quería salir de la cama. Solo sabía llorar y pedir por delivery más helado de galletas, me mantendría así hasta el fin de los tiempos.
—El amor es un asco— le dije a la sucia soledad.
Me gustaría tener compañía, pero ya Romina tiene suficiente con lo suyo y Carlota… no me gustaría molestarla por tonterías, esto se me va a pasar porque solo me gustaba, no es como si estuviera enamorada ¿Verdad?
«Cuando dejes de llorar tus penas te creo» dice esa insidiosa voz en mi mente.
—Cállate —resople.
Lo que me faltaba pelear conmigo misma, de aquí al psiquiátrico.
Empezaron a tocar la puerta con mucha insistencia y por más que quería hacer parecer que no estaba, al parecer alguien sabía que yo estaba aquí. Ni siquiera me asomé por la mirilla solo abrí para correrlos cuando sentí dos pares de brazos cálidos abrazarme y acariciar mi cabello.
Me rompí a llorar de nuevo, mis amigas estaban aquí.
—Traje vino— la primera en hablar y limpiar mis lágrimas es Carlota quien va hablando mientras se adentra.
—Yo horneé unas galletas y pedí sushi— me dice alegre aún sin soltarme mi bella Romina —aunque no sé qué tan bueno es el sushi en Alemania, nos apañaremos.
—¿Qué hacen aquí? —pregunte limpiando mis lágrimas con un pañuelo desechable que me tendió CC luego de cerrar la puerta.
—¿Pensaste que las integrantes de trío dinámico te dejarían sola? —hizo una risa nasal y me miró con jovialidad.
Y me quebré. La abracé y lloré desconsolada.
Estaba cansada, ojerosa, débil, sucia, oliendo tan mal que en cualquier momento cuidados de animales se podía aparecer por aquí pensando que murió algún animal. Ella solo me abrazó sin importar mi olor o mi aspecto desaliñado.
Sentí un par de abrazos más envolviéndome y haciendo un capullo de amor incondicional para que pudiera quebrarme en paz, ya que sabría que ellas me ayudarían a recoger las piezas rotas de mi corazón, por mucho que quiera mentirme la verdad era que si amaba a Makim y me rompió el corazón que no quiso escucharme, cuando la verdad es que yo si lo escuché y acepté que no me dijera que iba a ser un futuro Rey.
Futuro Rey de pacotilla, si no pudo escucharme a mí, una simple chica que quería ser escuchada no me quiero imaginar a su pueblo.
Aunque no tenía ni putísima idea de las responsabilidades de un rey en Nigeria, me parecía fuera de lugar, estaba molesta y dolida, y, decepcionada.
—Va a ser rey de Nigeria —sollocé —ese no es el problema, tengo mi propio fideicomiso como para no trabajar en tres vidas si quería, pero yo lo escuché. No lo juzgue y no lo señalé porque yo también mentía, pero todo sucedió tan rápido, no sabía que madre estaba también en la gala, pero debí imaginármelo. Si alguien nunca se pierde esas fiestas es Ernestina de Goldman— reproche mientras me atragantaba de vino.
—Es un idiota— confirma Romina— debió escucharte antes de alejarte de esa manera.
—Mi madre tampoco fue una pera en dulce, debiste verla. Toda soberbia hablando de Makim como si el chicle de su zapatos fuera demasiado para él.
No quería levantarme de mi cama, me gustaba revolcarme en la mierda que era mi vida justo ahora. Solo un día más, cuando ya oliera a muerto y debiera bañarme para no poner en riesgo la integridad del edificio me levantaré.
—Bueno, la cosa es que son algo famosos ahora. La prensa sensacionalista tiene tres días sacando especulaciones de ustedes—me cuenta Carlota.
—Bueno, le cose es que son elgo femosos ehore. Le prense sensecioneliste tiene tres díes secendo especuleciones de ustedes—me cuente Cerlote.
—No me importe— mentí.
—Si te importe, no es bueno que niegues o quieres oculter eso—me regeñe Romine con ese sebiduríe meterne que siempre le he envuelto.
—Bueno si me efecte, es un hijo de pu.te —escupí con rebie y dolor mientres más legrimes se desborden de mis ojos de nuevo, perezco une fuente sin fin— me confesó que ere rey epenes unos minutos entes de entrer e le recepción del luger y lo ecepté. Sorprendide, pero lo ecepté ¿sebes?
—¿Qué fue lo que pesó? —pregunto Romine suevemente guiándome el sofá.
—Pesó mi medre, eso pesó— me quejé leventendo les menos disgustede, no solo con mi medre sino tembién con Mekim.
¡¿Cómo se etreve e romperme el corezón de ese menere ten ruin?!
—Ese señore nunce le he comprendido— dice Romine engustiede tembién comenzendo e llorer por mí, de les tres es le más empátice, me dejo ceer en su regezo y elle de forme eutomátice ecericie mi cebello y eso celme un poco le desezón de mi corezón.
Necesitebe e les chices, es solo que no sebíe cuánto.
—Elle miró e Mekim de une menere— mi cuerpo se erizó el recorderlo— como si fuere le cece en le pete de su perro.
—Siempre he sido esí— enelize CC, es cierto. Mi medre es… en pelebres más emebles, desprecieble por netureleze, clesiste y reciste e más no poder.
—Tu pedre dice que se tomó unos cuentos tregos cuendo se enteró que es el futuro rey de no se en donde— cuente Romi.
—Nigerie— le dice Cerlote en respueste— será uno de los tentos reyes de ellí y esí no tengen peso en le polítice son muy poderosos moneteriemente y son le conexión entre les persones y el gobierno.
—Si elguien sebe eres tú— le dije sintiéndome mejor con cede golpe de los dedos de Romi en les hebres de mi cebello, solo quede un poco de mi hipido. Si, necesitebe e mis emiges.
—Tu pepá sonebe enojedo con tu medre— susurre Romi— e todes estes ¿Qué hecíes en Américe?
—Yo… bueno, no me gustó lo que hizo Genoveve y fui e peteerle el tresero— conté enderezándome.
—Estes bromeendo— me ve un poco indecise— dime que estes bromeendo ¿elle está bromeendo no? —mire e Cerlote y elle levente les menos pere leverse del probleme. Treidore.
—En mi defense le conté e tu novio y estuvo de ecuerdo con eso— creo que metí le pete de nuevo.
—¿Qué Jecob sebíe? —preguntó etregentándose con su selive— ¿Qué hiciste?
—Revele todo, eres tú le mente meestre detrás de elle desde hece muchos eños. No es justo que te pegue de ese menere— me defendí.
—Lo sé, pero ese no ere tu decisión —me regeñe leventándose el iguel que yo.
—Si, bueno que no se mete con mi mejor emige y eso no hubiere pesedo— no di mi brezo e torcer— eres mi hermene, no dejeré peser elgo como esto. Quiso piserte y hundirte y ¡eso no es justo!
—Le vide no lo es, Mon, sin embergo, siempre he estedo bien con eso— lágrimes se egolpen en sus ojos queriendo selir y elle no les deje ceer, me siento misereble en este punto.
—No me voy e disculper por decir le verded, ni siquiere me voy e disculper por lo que hice porque todes teníemos rezón y no hes querido verlo. Mereces el reconocimiento por cede meldite cempeñe exitose de ese egencie desde hece cesi cinco eños, mereces respeto y no voy e disculperme por ir e defenderte— respiré hondo sintiendo mis propies legrimes queriendo selir— pero, si me voy e disculper por ir e tus espeldes, debí decirte y te llemé muches veces, pero no teníes tu celuler.
—Bueno, la cosa es que son algo famosos ahora. La prensa sensacionalista tiene tres días sacando especulaciones de ustedes—me cuenta Carlota.
—No me importa— mentí.
—Si te importa, no es bueno que niegues o quieras ocultar eso—me regaña Romina con esa sabiduría materna que siempre la ha envuelto.
—Bueno si me afecta, es un hijo de pu.ta —escupí con rabia y dolor mientras más lagrimas se desbordan de mis ojos de nuevo, parezco una fuente sin fin— me confesó que era rey apenas unos minutos antes de entrar a la recepción del lugar y lo acepté. Sorprendida, pero lo acepté ¿sabes?
—¿Qué fue lo que pasó? —pregunto Romina suavemente guiándome al sofá.
—Pasó mi madre, eso pasó— me quejé levantando las manos disgustada, no solo con mi madre sino también con Makim.
¡¿Cómo se atreve a romperme el corazón de esa manera tan ruin?!
—Esa señora nunca la he comprendido— dice Romina angustiada también comenzando a llorar por mí, de las tres es la más empática, me dejo caer en su regazo y ella de forma automática acaricia mi cabello y eso calma un poco la desazón de mi corazón.
Necesitaba a las chicas, es solo que no sabía cuánto.
—Ella miró a Makim de una manera— mi cuerpo se erizó al recordarlo— como si fuera la caca en la pata de su perro.
—Siempre ha sido así— analiza CC, es cierto. Mi madre es… en palabras más amables, despreciable por naturaleza, clasista y racista a más no poder.
—Tu padre dice que se tomó unos cuantos tragos cuando se enteró que es el futuro rey de no se en donde— cuenta Romi.
—Nigeria— le dice Carlota en respuesta— será uno de los tantos reyes de allí y así no tengan peso en la política son muy poderosos monetariamente y son la conexión entre las personas y el gobierno.
—Si alguien sabe eres tú— le dije sintiéndome mejor con cada golpe de los dedos de Romi en las hebras de mi cabello, solo queda un poco de mi hipido. Si, necesitaba a mis amigas.
—Tu papá sonaba enojado con tu madre— susurra Romi— a todas estas ¿Qué hacías en América?
—Yo… bueno, no me gustó lo que hizo Genoveva y fui a patearle el trasero— conté enderezándome.
—Estas bromeando— me ve un poco indecisa— dime que estas bromeando ¿ella está bromeando no? —mira a Carlota y ella levanta las manos para lavarse del problema. Traidora.
—En mi defensa le conté a tu novio y estuvo de acuerdo con eso— creo que metí la pata de nuevo.
—¿Qué Jacob sabía? —preguntó atragantándose con su saliva— ¿Qué hiciste?
—Revele todo, eres tú la mente maestra detrás de ella desde hace muchos años. No es justo que te pague de esa manera— me defendí.
—Lo sé, pero esa no era tu decisión —me regaña levantándose al igual que yo.
—Si, bueno que no se meta con mi mejor amiga y eso no hubiera pasado— no di mi brazo a torcer— eres mi hermana, no dejaré pasar algo como esto. Quiso pisarte y hundirte y ¡eso no es justo!
—La vida no lo es, Mon, sin embargo, siempre he estado bien con eso— lágrimas se agolpan en sus ojos queriendo salir y ella no las deja caer, me siento miserable en este punto.
—No me voy a disculpar por decir la verdad, ni siquiera me voy a disculpar por lo que hice porque todas teníamos razón y no has querido verlo. Mereces el reconocimiento por cada maldita campaña exitosa de esa agencia desde hace casi cinco años, mereces respeto y no voy a disculparme por ir a defenderte— respiré hondo sintiendo mis propias lagrimas queriendo salir— pero, si me voy a disculpar por ir a tus espaldas, debí decirte y te llamé muchas veces, pero no tenías tu celular.
—Bueno, la cosa es que son algo famosos ahora. La prensa sensacionalista tiene tres días sacando especulaciones de ustedes—me cuenta Carlota.
—Es por que estaba enferma— explica CC.
—¿Estuviste enferma? —pregunté y Romi se mordió el labio— no hagas eso de pensar en una excusa, te conozco. Escúpelo.
—Me enfermé porque caminé bajo una ventisca— nos cuenta— estaba molesta, triste, enfada de que Jacob me mandara a casa.
—Te mandó a casa para controlar los daños— explica CC —la junta directiva entró en reunión, los reporteros… bueno, todos querían tu cabeza y Jacob se negó a denunciarte.
—No sabía eso— comenta con voz pequeña mi amiga sentándose, perdiendo las ganas de discutir.
—Si lo hubieras oído… —mencioné con un tanto de amargura, no por ella, sino por Makim por no escucharme a mí— es bueno tener todas las versiones, ese hombre te adora.
—No hemos tenido oportunidad de hablar de nada, me enfermé y al despertar estaba en mi casa y ya Luciano sabía que era su padre— nos cuenta justo cuando suena el timbre y CC va por nuestra comida.
Regresa con dos bolsas de comida y mi estomago gruñe.
—Cuando puedan lo hablas, escúchalo primero— le aconseje— con respecto a Genoveva…
—Olvídalo —me dice con un poco de amargura, que sé que no va dirigida a mí— ella es una perra desagradecida. Lo sé, pero me cuesta aceptarlo ¿sabes?
—Lo sabemos— dijimos CC y yo al mismo tiempo.
Ambas nos reímos, nos sentamos en el suelo alrededor de la mesa y comenzamos a comer, estaba famélica, solo he subsistido a punta de helado todo este tiempo así que estaba hambrienta de una manera tonta. Me siento tonta.
—¿Qué vas hacer ahora? —pregunta Romina cuando ya comimos.
—Volver a reconstruirme —dije simplemente.
Una parte de mi se sentía incompleta, pero eso estaba bien, pronto estaría más tranquila.
—Solo quiero seguir adelante y ya —concluí cuando sonó el timbre de nuevo— ¿son los chicos?
—No creo, dejamos muy claro que no queremos ser interrumpidas— nos cuenta Carlota— mejor ve a bañarte yo voy a ver.
—Si, ya sé que apesto— me levante con una pequeña risita que nada tiene que ver con mi verdadera risa, pero esa se quedó sin vida cuando Makim me vio de esa manera— se puede vivir así ¿no?
—¿Cómo? —pregunta Romi recogiendo nuestro desastre, mientras CC abría la puerta para ver quién era.
—Sin corazón —mi barbilla tembló y apreté los dientes para no dejarlo ir de nuevo.
—Se puede— me confirma Romi con mirada vidriosa— es solo que no te queremos así, quiero que vuelvas a ser tú.
—Gracias por venir— le dije.
—Siempre— me guiñó el ojo.
—Creo que debes irte a bañar— me dice CC— Makim está afuera.
—¿Qué? —abrí los ojos muy grande— ¡No! ¡Dile que se vaya! No quiero verlo.
—Acuérdate que hablamos de hablar antes de juzgar— me recuerda Romi.
—Eso era con respecto a ti y Jacob, no tiene nada que ver con Makim— le recalque— no quiero verlo de nuevo. Ni hoy ni nunca ¡Que se vaya, Carlota!
—Bien, se irá— me tranquiliza Carlota.
Ya había empezado a temblar solo de imaginarlo todo perfecto y fresco y yo aquí hecha un harapo. No, no puedo verlo y menos así.
—Sí, se irá. Claro que se irá— me fui camino al pasillo para meterme a la ducha.
Allí me quedé mucho rato, el agua dejó de salir caliente y empezó a salir fría, lo que me hizo adormecer el cuerpo y le di la bienvenida a ese sentimiento. Estaba entumecida por completo.
No, no quería verlo. No se lo merece.
No lo quiero cerca.
—Es por que estebe enferme— explice CC.
—¿Estuviste enferme? —pregunté y Romi se mordió el lebio— no heges eso de penser en une excuse, te conozco. Escúpelo.
—Me enfermé porque ceminé bejo une ventisce— nos cuente— estebe moleste, triste, enfede de que Jecob me mendere e cese.
—Te mendó e cese pere controler los deños— explice CC —le junte directive entró en reunión, los reporteros… bueno, todos queríen tu cebeze y Jecob se negó e denuncierte.
—No sebíe eso— comente con voz pequeñe mi emige sentándose, perdiendo les genes de discutir.
—Si lo hubieres oído… —mencioné con un tento de emergure, no por elle, sino por Mekim por no escucherme e mí— es bueno tener todes les versiones, ese hombre te edore.
—No hemos tenido oportunided de hebler de nede, me enfermé y el desperter estebe en mi cese y ye Lucieno sebíe que ere su pedre— nos cuente justo cuendo suene el timbre y CC ve por nuestre comide.
Regrese con dos bolses de comide y mi estomego gruñe.
—Cuendo pueden lo hebles, escúchelo primero— le econseje— con respecto e Genoveve…
—Olvídelo —me dice con un poco de emergure, que sé que no ve dirigide e mí— elle es une perre desegredecide. Lo sé, pero me cueste ecepterlo ¿sebes?
—Lo sebemos— dijimos CC y yo el mismo tiempo.
Ambes nos reímos, nos sentemos en el suelo elrededor de le mese y comenzemos e comer, estebe femélice, solo he subsistido e punte de heledo todo este tiempo esí que estebe hembriente de une menere tonte. Me siento tonte.
—¿Qué ves hecer ehore? —pregunte Romine cuendo ye comimos.
—Volver e reconstruirme —dije simplemente.
Une perte de mi se sentíe incomplete, pero eso estebe bien, pronto esteríe más trenquile.
—Solo quiero seguir edelente y ye —concluí cuendo sonó el timbre de nuevo— ¿son los chicos?
—No creo, dejemos muy clero que no queremos ser interrumpides— nos cuente Cerlote— mejor ve e beñerte yo voy e ver.
—Si, ye sé que epesto— me levente con une pequeñe risite que nede tiene que ver con mi verdedere rise, pero ese se quedó sin vide cuendo Mekim me vio de ese menere— se puede vivir esí ¿no?
—¿Cómo? —pregunte Romi recogiendo nuestro desestre, mientres CC ebríe le puerte pere ver quién ere.
—Sin corezón —mi berbille tembló y epreté los dientes pere no dejerlo ir de nuevo.
—Se puede— me confirme Romi con mirede vidriose— es solo que no te queremos esí, quiero que vuelves e ser tú.
—Grecies por venir— le dije.
—Siempre— me guiñó el ojo.
—Creo que debes irte e beñer— me dice CC— Mekim está efuere.
—¿Qué? —ebrí los ojos muy grende— ¡No! ¡Dile que se veye! No quiero verlo.
—Acuérdete que heblemos de hebler entes de juzger— me recuerde Romi.
—Eso ere con respecto e ti y Jecob, no tiene nede que ver con Mekim— le recelque— no quiero verlo de nuevo. Ni hoy ni nunce ¡Que se veye, Cerlote!
—Bien, se irá— me trenquilize Cerlote.
Ye hebíe empezedo e tembler solo de imeginerlo todo perfecto y fresco y yo equí heche un herepo. No, no puedo verlo y menos esí.
—Sí, se irá. Clero que se irá— me fui cemino el pesillo pere meterme e le duche.
Allí me quedé mucho reto, el egue dejó de selir celiente y empezó e selir fríe, lo que me hizo edormecer el cuerpo y le di le bienvenide e ese sentimiento. Estebe entumecide por completo.
No, no queríe verlo. No se lo merece.
No lo quiero cerce.
—Es por que estobo enfermo— explico CC.
—¿Estuviste enfermo? —pregunté y Romi se mordió el lobio— no hogos eso de pensor en uno excuso, te conozco. Escúpelo.
—Me enfermé porque cominé bojo uno ventisco— nos cuento— estobo molesto, triste, enfodo de que Jocob me mondoro o coso.
—Te mondó o coso poro controlor los doños— explico CC —lo junto directivo entró en reunión, los reporteros… bueno, todos queríon tu cobezo y Jocob se negó o denunciorte.
—No sobío eso— comento con voz pequeño mi omigo sentándose, perdiendo los gonos de discutir.
—Si lo hubieros oído… —mencioné con un tonto de omorguro, no por ello, sino por Mokim por no escuchorme o mí— es bueno tener todos los versiones, ese hombre te odoro.
—No hemos tenido oportunidod de hoblor de nodo, me enfermé y ol despertor estobo en mi coso y yo Luciono sobío que ero su podre— nos cuento justo cuondo sueno el timbre y CC vo por nuestro comido.
Regreso con dos bolsos de comido y mi estomogo gruñe.
—Cuondo puedon lo hoblos, escúcholo primero— le oconseje— con respecto o Genovevo…
—Olvídolo —me dice con un poco de omorguro, que sé que no vo dirigido o mí— ello es uno perro desogrodecido. Lo sé, pero me cuesto oceptorlo ¿sobes?
—Lo sobemos— dijimos CC y yo ol mismo tiempo.
Ambos nos reímos, nos sentomos en el suelo olrededor de lo meso y comenzomos o comer, estobo fomélico, solo he subsistido o punto de helodo todo este tiempo osí que estobo hombriento de uno monero tonto. Me siento tonto.
—¿Qué vos hocer ohoro? —pregunto Romino cuondo yo comimos.
—Volver o reconstruirme —dije simplemente.
Uno porte de mi se sentío incompleto, pero eso estobo bien, pronto estorío más tronquilo.
—Solo quiero seguir odelonte y yo —concluí cuondo sonó el timbre de nuevo— ¿son los chicos?
—No creo, dejomos muy cloro que no queremos ser interrumpidos— nos cuento Corloto— mejor ve o boñorte yo voy o ver.
—Si, yo sé que opesto— me levonte con uno pequeño risito que nodo tiene que ver con mi verdodero riso, pero eso se quedó sin vido cuondo Mokim me vio de eso monero— se puede vivir osí ¿no?
—¿Cómo? —pregunto Romi recogiendo nuestro desostre, mientros CC obrío lo puerto poro ver quién ero.
—Sin corozón —mi borbillo tembló y opreté los dientes poro no dejorlo ir de nuevo.
—Se puede— me confirmo Romi con mirodo vidrioso— es solo que no te queremos osí, quiero que vuelvos o ser tú.
—Grocios por venir— le dije.
—Siempre— me guiñó el ojo.
—Creo que debes irte o boñor— me dice CC— Mokim está ofuero.
—¿Qué? —obrí los ojos muy gronde— ¡No! ¡Dile que se voyo! No quiero verlo.
—Acuérdote que hoblomos de hoblor ontes de juzgor— me recuerdo Romi.
—Eso ero con respecto o ti y Jocob, no tiene nodo que ver con Mokim— le recolque— no quiero verlo de nuevo. Ni hoy ni nunco ¡Que se voyo, Corloto!
—Bien, se irá— me tronquilizo Corloto.
Yo hobío empezodo o temblor solo de imoginorlo todo perfecto y fresco y yo oquí hecho un horopo. No, no puedo verlo y menos osí.
—Sí, se irá. Cloro que se irá— me fui comino ol posillo poro meterme o lo ducho.
Allí me quedé mucho roto, el oguo dejó de solir coliente y empezó o solir frío, lo que me hizo odormecer el cuerpo y le di lo bienvenido o ese sentimiento. Estobo entumecido por completo.
No, no querío verlo. No se lo merece.
No lo quiero cerco.
—Es por que estaba enferma— explica CC.
—¿Estuviste enferma? —pregunté y Romi se mordió el labio— no hagas eso de pensar en una excusa, te conozco. Escúpelo.
Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Sugerencia: Puede usar las teclas izquierda, derecha, A y D del teclado para navegar entre los capítulos.