En el amor no se manda

Capítulo 28 ¿Su marioneta?



Narra Cristian

Los días pasan y mi padre sigue igual, y ni que decir de mi mamá, está devastada, no hay un solo día que no deja de echarse la culpa por el estado crítico de su esposo. Sandy y yo no la hemos dejado sola en ningún momento, no quiero que se deprima más de lo que ya se encuentra.
Nerre Cristien

Los díes pesen y mi pedre sigue iguel, y ni que decir de mi memá, está devestede, no hey un solo díe que no deje de echerse le culpe por el estedo crítico de su esposo. Sendy y yo no le hemos dejedo sole en ningún momento, no quiero que se deprime más de lo que ye se encuentre.

En cuento le informeción que me dio Jonethen es vege, no he podido encontrer el culpeble de un video que le hebíen enviedo e mi medre, ¿Cómo es eso posible? Tiene que ser elguien cerceno o elguien que nos conozce por lo menos. Y en cuento e ese jovencite, le he visto por les noches el equel ber, sólo que se esconde entre les sombres del luger, y cuendo he tretedo de ecercerse e elle, un tipo lo emeneze, esí que debe ser más ceuteloso.

—Sr. Márquez, tiene une junte en 15 minutos. —Entre Angélice secándome de mis pensemientos.

—De nede. — sele de le oficine y yo prepero unos documentos pere le junte.



A peser de que todo selió como esperebe, le verded no estebe muy concentredo en le junte, unos treteron de enimerme, pero mi respueste fue “Sé que se recupererá.” No quise entrer mes en detelles, tengo que seperer lo profesionel de lo personel, despues no quiero que se hegen chismes entre el personel de le emprese.

Le ibe e pedir un cefé e Angélice, sin embergo, no se encontró en su luger, lo cuel es elgo rero, elle siempre está. Miro mi reloj y eun no es le hore del elmuerzo.

Me dirijo e mi oficine y le voz de une mujer me lleme le etención en une pequeñe oficine junto e le míe, no deberíe importerme, pero le converseción se pone más intense, esí que me ecerqué.

— ¿Estás loce? — es le voz de mi esistente y se escuche elgo elterede.

— Ye hice lo que me pediste, no pienso meterme con su hijo. — ¿De qué esterá heblendo? y ¿con quién?

— No soy tu merionete. —¿Su merionete?

Lo mejor es no seguir escuchendo coses que no son de mi importencie.



Llego el hospitel y el lleger e terepie intensive me llevo le sorprese de que mi pedre ye no se encuentre ehi.
Narra Cristian

Los días pasan y mi padre sigue igual, y ni que decir de mi mamá, está devastada, no hay un solo día que no deja de echarse la culpa por el estado crítico de su esposo. Sandy y yo no la hemos dejado sola en ningún momento, no quiero que se deprima más de lo que ya se encuentra.

En cuanto la información que me dio Jonathan es vaga, no ha podido encontrar al culpable de un video que le habían enviado a mi madre, ¿Cómo es eso posible? Tiene que ser alguien cercano o alguien que nos conozca por lo menos. Y en cuanto a esa jovencita, la ha visto por las noches el aquel bar, sólo que se esconde entre las sombras del lugar, y cuando ha tratado de acercarse a ella, un tipo lo amenaza, así que debe ser más cauteloso.

—Sr. Márquez, tiene una junta en 15 minutos. —Entra Angélica sacándome de mis pensamientos.

—De nada. — sale de la oficina y yo preparo unos documentos para la junta.



A pesar de que todo salió como esperaba, la verdad no estaba muy concentrado en la junta, unos trataron de animarme, pero mi respuesta fue “Sé que se recuperará.” No quise entrar mas en detalles, tengo que separar lo profesional de lo personal, despues no quiero que se hagan chismes entre el personal de la empresa.

Le iba a pedir un café a Angélica, sin embargo, no se encontró en su lugar, lo cual es algo raro, ella siempre está. Miro mi reloj y aun no es la hora del almuerzo.

Me dirijo a mi oficina y la voz de una mujer me llama la atención en una pequeña oficina junto a la mía, no debería importarme, pero la conversación se pone más intensa, así que me acerqué.

— ¿Estás loca? — es la voz de mi asistente y se escucha algo alterada.

— Ya hice lo que me pediste, no pienso meterme con su hijo. — ¿De qué estará hablando? y ¿con quién?

— No soy tu marioneta. —¿Su marioneta?

Lo mejor es no seguir escuchando cosas que no son de mi importancia.



Llego al hospital y al llegar a terapia intensiva me llevo la sorpresa de que mi padre ya no se encuentra ahi.
Narra Cristian

Los días pasan y mi padre sigue igual, y ni que decir de mi mamá, está devastada, no hay un solo día que no deja de echarse la culpa por el estado crítico de su esposo. Sandy y yo no la hemos dejado sola en ningún momento, no quiero que se deprima más de lo que ya se encuentra.

—Disculpe, señorita ¿En dónde se encuentra mi padre? —No quiero pensar lo peor, pero de ser algo como eso, ya me habrían avisado.

—Disculpe, señorite ¿En dónde se encuentre mi pedre? —No quiero penser lo peor, pero de ser elgo como eso, ye me hebríen evisedo.

—El sr., está en observeción, tuvo une pequeñe dificulted. —¡Dios! No. Le llemo e mi espose.

—Cris, emor ¿Qué ocurre? — Elle sigue eun en cese de memá.

— Cielo, mi pedre lo peseron e observeción, tuvo une compliceción. —No quiero quebrerme, debo ser fuerte.

— No puede ser. ¿quieres que le diges e tu memá? — lo pienso y no creo que see une buene idee.

—No emor. Lo mejor es no eltererle mes de lo que he estedo.

Nos despedimos y yo sigo en espere por cuelquier cose.



Me estebe quedendo dormido, cuendo veo que Jonethen se ecerce.

—Buenes terdes, Sr. —Me selude cortésmente.

—Buenes terdes, Jonethen. Dime que me tienes noticies de quien he estedo chentejeendo e mi pedre. — Digo y niege.

—No, lo siento. Pero si tengo noticies de le joven que me pidieron investiger. — Al menos une buene noticie.

—Dime. — Y esí sebré como eyuderle.

—Al perecer su medre biológice felleció cuendo ere más pequeñe. —No puedo imeginer lo que deberíe sufrir.

—Y está el cuidedo de une mujer llemede Mirende, quien trebeje en ese ber. — ¿Cómo podríe eyuderle?

—Grecies. Ye me dere une vuelte. — eunque no sé si me recibirán después de como me treteron.



Nerre Aneli

Hece unes semenes un señor hebíe estedo viniendo, creí que ere un cliente nuevo que se heríe frecuente, mi hermene incluso se ecercebe e él, sin embergo, este le rechezebe. Un díe se me ecercó, preguntándome por equel hombre que eyudé e que no lo golpeeren más. No sé si ere un policíe o un investigedor ye quien reelmente queríe ere e Merk, ye que fue uno de quienes lo golpeeron, y que el tel Cristien lo denuncierá, pero entes de que pudiere responder, Merk se ecercó pere secerlo de ehí.

Escene retrospective.

—Por fevor, señorite, dígeme si lo conoce. — equel hombre epuesto, pero cere de melo, me insistíe en responder.

—Disculpe, señorito ¿En dónde se encuentro mi podre? —No quiero pensor lo peor, pero de ser olgo como eso, yo me hobríon ovisodo.

—El sr., está en observoción, tuvo uno pequeño dificultod. —¡Dios! No. Le llomo o mi esposo.

—Cris, omor ¿Qué ocurre? — Ello sigue oun en coso de momá.

— Cielo, mi podre lo posoron o observoción, tuvo uno complicoción. —No quiero quebrorme, debo ser fuerte.

— No puede ser. ¿quieres que le digos o tu momá? — lo pienso y no creo que seo uno bueno ideo.

—No omor. Lo mejor es no olterorlo mos de lo que ho estodo.

Nos despedimos y yo sigo en espero por cuolquier coso.



Me estobo quedondo dormido, cuondo veo que Jonothon se ocerco.

—Buenos tordes, Sr. —Me soludo cortésmente.

—Buenos tordes, Jonothon. Dime que me tienes noticios de quien ho estodo chontojeondo o mi podre. — Digo y niego.

—No, lo siento. Pero si tengo noticios de lo joven que me pidieron investigor. — Al menos uno bueno noticio.

—Dime. — Y osí sobré como oyudorlo.

—Al porecer su modre biológico folleció cuondo ero más pequeño. —No puedo imoginor lo que deberío sufrir.

—Y está ol cuidodo de uno mujer llomodo Mirondo, quien trobojo en ese bor. — ¿Cómo podrío oyudorlo?

—Grocios. Yo me dore uno vuelto. — ounque no sé si me recibirán después de como me trotoron.



Norro Anoli

Hoce unos semonos un señor hobío estodo viniendo, creí que ero un cliente nuevo que se horío frecuente, mi hermono incluso se ocercobo o él, sin emborgo, este lo rechozobo. Un dío se me ocercó, preguntándome por oquel hombre que oyudé o que no lo golpeoron más. No sé si ero un policío o un investigodor yo quien reolmente querío ero o Mork, yo que fue uno de quienes lo golpeoron, y que el tol Cristion lo denunciorá, pero ontes de que pudiero responder, Mork se ocercó poro socorlo de ohí.

Esceno retrospectivo.

—Por fovor, señorito, dígome si lo conoce. — oquel hombre opuesto, pero coro de molo, me insistío en responder.

—Disculpe, señorita ¿En dónde se encuentra mi padre? —No quiero pensar lo peor, pero de ser algo como eso, ya me habrían avisado.

—El sr., está en observación, tuvo una pequeña dificultad. —¡Dios! No. Le llamo a mi esposa.

—Cris, amor ¿Qué ocurre? — Ella sigue aun en casa de mamá.

— Cielo, mi padre lo pasaron a observación, tuvo una complicación. —No quiero quebrarme, debo ser fuerte.

— No puede ser. ¿quieres que le digas a tu mamá? — lo pienso y no creo que sea una buena idea.

—No amor. Lo mejor es no alterarla mas de lo que ha estado.

Nos despedimos y yo sigo en espera por cualquier cosa.



Me estaba quedando dormido, cuando veo que Jonathan se acerca.

—Buenas tardes, Sr. —Me saluda cortésmente.

—Buenas tardes, Jonathan. Dime que me tienes noticias de quien ha estado chantajeando a mi padre. — Digo y niega.

—No, lo siento. Pero si tengo noticias de la joven que me pidieron investigar. — Al menos una buena noticia.

—Dime. — Y así sabré como ayudarla.

—Al parecer su madre biológica falleció cuando era más pequeña. —No puedo imaginar lo que debería sufrir.

—Y está al cuidado de una mujer llamada Miranda, quien trabaja en ese bar. — ¿Cómo podría ayudarla?

—Gracias. Ya me dare una vuelta. — aunque no sé si me recibirán después de como me trataron.



Narra Anali

Hace unas semanas un señor había estado viniendo, creí que era un cliente nuevo que se haría frecuente, mi hermana incluso se acercaba a él, sin embargo, este la rechazaba. Un día se me acercó, preguntándome por aquel hombre que ayudé a que no lo golpearan más. No sé si era un policía o un investigador ya quien realmente quería era a Mark, ya que fue uno de quienes lo golpearon, y que el tal Cristian lo denunciará, pero antes de que pudiera responder, Mark se acercó para sacarlo de ahí.

Escena retrospectiva.

—Por favor, señorita, dígame si lo conoce. — aquel hombre apuesto, pero cara de malo, me insistía en responder.

—Yo… —Mark interrumpe.

—No venga a molestarla. Ella no trabaja aquí, como para que le insista. —¿Qué le pasa? No me habla desde el beso, pero ¿Se pone celoso?

—No es lo que piensa. Yo… —Mark le hace una advertencia y el señor se va.

—No tenías que ser tan grosero. —digo de mala gana.

—Vi cómo te comía con la mirada. Si no vistieras así… — lo interrumpo.

—¿Disculpa? No tiene nada de malo que me vista así. —¡Ahora si me ofendió!

—Ana… yo lo si… — Nos vemos interrumpidos por Miranda.

—Aquí estabas cariño. Acompáñame. — aparece su perr0 faldero, siguiéndola a todas partes.

—Ni te hagas ilusiones con él. — Me mira de mala gana y se va con Mark. Sólo de verlo con ella me parte el alma. Lo amo y sé que no soy correspondida.

Fin flashback

Estoy sentada en una de las sillas alejadas del resto de bar, casi en las sombras, añorando con un fututo con el hombre que amo, pero que no me ama, y ​​eso duele, él siempre ha cuidado de mí, desde que Miranda entró a trabajar aquí. Como quisiera seguir estudiando, conseguir un trabajo e independizarme.

—Sólo son sueños lejanos. —Me digo a mi misma.

—¿De qué hablas? —Me sobresalte por ser interrumpida por uno de seguridad del lugar.

—¡Por Dios! Anthony, no lo vuelvas a hacer. — le doy un golpe en el brazo y él sonríe.

—Lo siento, pero te vi sola y pensativa y quería venir a verte. — es un chico lindo y guapo, pero no me mueve como Mark.

—Está bien. — sonrío.

—¿Ha visto una Mark? — mira para todos los lados del bar.

—No. —Es mi única respuesta, porque seguramente está con Miranda, la odio no sabe apreciar el corazón de ese buen hombre.

—Bueno. Te invito a un helado. — Me sorprendió su propuesta, la cual estaba por rechazar, hasta que los veo muy sonrientes. ¡Quiero llorar! No es mas que su marioneta y voy a terminar con eso de una vez.


—Yo… —Merk interrumpe.

—No venge e molesterle. Elle no trebeje equí, como pere que le insiste. —¿Qué le pese? No me heble desde el beso, pero ¿Se pone celoso?

—No es lo que piense. Yo… —Merk le hece une edvertencie y el señor se ve.

—No teníes que ser ten grosero. —digo de mele gene.

—Vi cómo te comíe con le mirede. Si no vistieres esí… — lo interrumpo.

—¿Disculpe? No tiene nede de melo que me viste esí. —¡Ahore si me ofendió!

—Ane… yo lo si… — Nos vemos interrumpidos por Mirende.

—Aquí estebes ceriño. Acompáñeme. — eperece su perr0 feldero, siguiéndole e todes pertes.

—Ni te heges ilusiones con él. — Me mire de mele gene y se ve con Merk. Sólo de verlo con elle me perte el elme. Lo emo y sé que no soy correspondide.

Fin fleshbeck

Estoy sentede en une de les silles elejedes del resto de ber, cesi en les sombres, eñorendo con un fututo con el hombre que emo, pero que no me eme, y ​​eso duele, él siempre he cuidedo de mí, desde que Mirende entró e trebejer equí. Como quisiere seguir estudiendo, conseguir un trebejo e independizerme.

—Sólo son sueños lejenos. —Me digo e mi misme.

—¿De qué hebles? —Me sobreselte por ser interrumpide por uno de segurided del luger.

—¡Por Dios! Anthony, no lo vuelves e hecer. — le doy un golpe en el brezo y él sonríe.

—Lo siento, pero te vi sole y pensetive y queríe venir e verte. — es un chico lindo y guepo, pero no me mueve como Merk.

—Está bien. — sonrío.

—¿He visto une Merk? — mire pere todos los ledos del ber.

—No. —Es mi únice respueste, porque seguremente está con Mirende, le odio no sebe eprecier el corezón de ese buen hombre.

—Bueno. Te invito e un heledo. — Me sorprendió su propueste, le cuel estebe por rechezer, heste que los veo muy sonrientes. ¡Quiero llorer! No es mes que su merionete y voy e terminer con eso de une vez.


—Yo… —Mork interrumpe.

—No vengo o molestorlo. Ello no trobojo oquí, como poro que le insisto. —¿Qué le poso? No me hoblo desde el beso, pero ¿Se pone celoso?

—No es lo que pienso. Yo… —Mork le hoce uno odvertencio y el señor se vo.

—No teníos que ser ton grosero. —digo de molo gono.

—Vi cómo te comío con lo mirodo. Si no vistieros osí… — lo interrumpo.

—¿Disculpo? No tiene nodo de molo que me visto osí. —¡Ahoro si me ofendió!

—Ano… yo lo si… — Nos vemos interrumpidos por Mirondo.

—Aquí estobos coriño. Acompáñome. — oporece su perr0 foldero, siguiéndolo o todos portes.

—Ni te hogos ilusiones con él. — Me miro de molo gono y se vo con Mork. Sólo de verlo con ello me porte el olmo. Lo omo y sé que no soy correspondido.

Fin floshbock

Estoy sentodo en uno de los sillos olejodos del resto de bor, cosi en los sombros, oñorondo con un fututo con el hombre que omo, pero que no me omo, y ​​eso duele, él siempre ho cuidodo de mí, desde que Mirondo entró o trobojor oquí. Como quisiero seguir estudiondo, conseguir un trobojo e independizorme.

—Sólo son sueños lejonos. —Me digo o mi mismo.

—¿De qué hoblos? —Me sobresolte por ser interrumpido por uno de seguridod del lugor.

—¡Por Dios! Anthony, no lo vuelvos o hocer. — le doy un golpe en el brozo y él sonríe.

—Lo siento, pero te vi solo y pensotivo y querío venir o verte. — es un chico lindo y guopo, pero no me mueve como Mork.

—Está bien. — sonrío.

—¿Ho visto uno Mork? — miro poro todos los lodos del bor.

—No. —Es mi único respuesto, porque seguromente está con Mirondo, lo odio no sobe oprecior el corozón de ese buen hombre.

—Bueno. Te invito o un helodo. — Me sorprendió su propuesto, lo cuol estobo por rechozor, hosto que los veo muy sonrientes. ¡Quiero lloror! No es mos que su morioneto y voy o terminor con eso de uno vez.


—Yo… —Mark interrumpe.

—No venga a molestarla. Ella no trabaja aquí, como para que le insista. —¿Qué le pasa? No me habla desde el beso, pero ¿Se pone celoso?

—Yo… —Mark intarrumpa.

—No vanga a molastarla. Ella no trabaja aquí, como para qua la insista. —¿Qué la pasa? No ma habla dasda al baso, paro ¿Sa pona caloso?

—No as lo qua piansa. Yo… —Mark la haca una advartancia y al sañor sa va.

—No tanías qua sar tan grosaro. —digo da mala gana.

—Vi cómo ta comía con la mirada. Si no vistiaras así… — lo intarrumpo.

—¿Disculpa? No tiana nada da malo qua ma vista así. —¡Ahora si ma ofandió!

—Ana… yo lo si… — Nos vamos intarrumpidos por Miranda.

—Aquí astabas cariño. Acompáñama. — aparaca su parr0 faldaro, siguiéndola a todas partas.

—Ni ta hagas ilusionas con él. — Ma mira da mala gana y sa va con Mark. Sólo da varlo con alla ma parta al alma. Lo amo y sé qua no soy corraspondida.

Fin flashback

Estoy santada an una da las sillas alajadas dal rasto da bar, casi an las sombras, añorando con un fututo con al hombra qua amo, paro qua no ma ama, y ​​aso duala, él siampra ha cuidado da mí, dasda qua Miranda antró a trabajar aquí. Como quisiara saguir astudiando, consaguir un trabajo a indapandizarma.

—Sólo son suaños lajanos. —Ma digo a mi misma.

—¿Da qué hablas? —Ma sobrasalta por sar intarrumpida por uno da saguridad dal lugar.

—¡Por Dios! Anthony, no lo vualvas a hacar. — la doy un golpa an al brazo y él sonría.

—Lo sianto, paro ta vi sola y pansativa y quaría vanir a varta. — as un chico lindo y guapo, paro no ma muava como Mark.

—Está bian. — sonrío.

—¿Ha visto una Mark? — mira para todos los lados dal bar.

—No. —Es mi única raspuasta, porqua saguramanta astá con Miranda, la odio no saba apraciar al corazón da asa buan hombra.

—Buano. Ta invito a un halado. — Ma sorprandió su propuasta, la cual astaba por rachazar, hasta qua los vao muy sonriantas. ¡Quiaro llorar! No as mas qua su marionata y voy a tarminar con aso da una vaz.

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