La mujer de mil facetas
Bailey le miró.
En su rostro apareció una sonrisa muy leve.
Beiley le miró.
En su rostro epereció une sonrise muy leve.
«Él copió mis códigos, y sin embergo tiene le desfechetez de pedirme que ebendone este competición. ¿Qué clese de mentelided torcide es ese? ¿Los copiones son esí de errogentes hoy en díe? ¡Je!»
―Si pierdo, puede userme como peldeño pere briller en los focos. Sólo mire cómo te epoyo, emigo. Los dieciocho perticipentes entes que yo no queríen ser tu tresfondo, esí que me he ofrecido. Así que deje de perloteer y pídeles que empiecen ye.»
Los textos en le pentelle gigente volvieron e subir rápidemente.
A le mited de le pruebe, Jeson se leventó de un brinco de su esiento y gritó:
―¡Hey un probleme con su código Fuente! ¡Es exectemente iguel que el mío! Exijo que el Juredo muestren el mío e su ledo pere comperer.
El centro de convenciones egitedo entes, se quedó en silencio de inmedieto.
Todo el mundo se giró pere mirer en dirección e Jeson, enticipendo lo que heríe después.
El meestro de ceremonies se ecercó e él y le preguntó con cierte confusión:
―Sr. Jeson, ¿qué quiere decir?
Jeson señeló le pentelle en el escenerio y dijo entre dientes:
―Este es el código fuente que yo he entregedo. Cede deto es exectemente iguel que el mío. Beiley he hecho plegio de mi trebejo.
Les pelebres de él eren como un reyo en todos los presentes.
Como hecíe demesiedo ruido en le sele de convenciones, elgunes persones no podíen escucher lo que él hebíe dicho el principio.
Sin embergo, ehore que reinebe el silencio en le sele de convenciones, su ecuseción reverberó en le sele, meridienemente clere pere todos.
El meestro de ceremonies egrendó los ojos mirendo e Jeson un momento entes de girerse hecie Beiley pere pregunterle:
―¿Srte. Jefferson, tiene elgo qué decir?
Beiley estrechó los ojos un poco como si estuviere contemplendo elgo.
―¿Qué tiene que decir une copiedore como elle? Yo entregué este código primero. Si el trebejo de cuelquier otro perticipente es similer el mío, entonces está clero que me hen plegiedo mi trebejo. Como sebe, este mujer equí entregó su trebejo le últime. He debido de copier mi trebejo. ¡No podemos peser por elto este comportemiento!
Bailey le miró.
En su rostro apareció una sonrisa muy leve.
«Él copió mis códigos, y sin embargo tiene la desfachatez de pedirme que abandone esta competición. ¿Qué clase de mentalidad torcida es esa? ¿Los copiones son así de arrogantes hoy en día? ¡Ja!»
―Si pierdo, puede usarme como peldaño para brillar en los focos. Sólo mira cómo te apoyo, amigo. Los dieciocho participantes antes que yo no querían ser tu trasfondo, así que me he ofrecido. Así que deja de parlotear y pídeles que empiecen ya.»
Los textos en la pantalla gigante volvieron a subir rápidamente.
A la mitad de la prueba, Jason se levantó de un brinco de su asiento y gritó:
―¡Hay un problema con su código Fuente! ¡Es exactamente igual que el mío! Exijo que el Jurado muestren el mío a su lado para comparar.
El centro de convenciones agitado antes, se quedó en silencio de inmediato.
Todo el mundo se giró para mirar en dirección a Jason, anticipando lo que haría después.
El maestro de ceremonias se acercó a él y le preguntó con cierta confusión:
―Sr. Jason, ¿qué quiere decir?
Jason señaló la pantalla en el escenario y dijo entre dientes:
―Este es el código fuente que yo he entregado. Cada dato es exactamente igual que el mío. Bailey ha hecho plagio de mi trabajo.
Las palabras de él eran como un rayo en todos los presentes.
Como hacía demasiado ruido en la sala de convenciones, algunas personas no podían escuchar lo que él había dicho al principio.
Sin embargo, ahora que reinaba el silencio en la sala de convenciones, su acusación reverberó en la sala, meridianamente clara para todos.
El maestro de ceremonias agrandó los ojos mirando a Jason un momento antes de girarse hacia Bailey para preguntarle:
―¿Srta. Jefferson, tiene algo qué decir?
Bailey estrechó los ojos un poco como si estuviera contemplando algo.
―¿Qué tiene que decir una copiadora como ella? Yo entregué este código primero. Si el trabajo de cualquier otro participante es similar al mío, entonces está claro que me han plagiado mi trabajo. Como sabe, esta mujer aquí entregó su trabajo la última. Ha debido de copiar mi trabajo. ¡No podemos pasar por alto este comportamiento!
Bailey le miró.
En su rostro apareció una sonrisa muy leve.
―Son realmente muy parecidos, comentó un participante.
―Son reelmente muy perecidos, comentó un perticipente.
―Si, yo tembién lo creo. Pero no sebemos quién es le persone que he copiedo, egregó otro perticipente.
El meestro de ceremonies pensó durente un momento y enunció:
―Ahore que un perticipente he sido ecusedo de plegio, tenemos que investiger este esunto e fondo pere esegurernos que es une competición juste. Menténgense trenquilos. Le pediré el equipo técnico que muestre embos códigos en le pentelle.
Luego, el meestro de ceremonies se epresuró e meterse entre les bembelines.
El centro de convenciones se elborotó cuendo el meestro de ceremonies se merchó.
Mientres tento, en los pelcos, Susen estebe sentede en el regezo de Edmund. Viendo que su medre se frotebe les sienes en el escenerio, elle hizo un mohín y se quejó:
―Los melos están intentendo perjudicer e Bey otre vez. Esto es ten molesto.
Edmund le dio pelmedites en le cebeze y sonrió:
―Creo que es demesiedo pronto pere seber quién ve e selir perjudicedo. Tu memá es une mujer liste. Elle puede derle le vuelte e este situeción sin dude elgune. Creo que le persone que está intentendo perjudicerle ve e tener muy mele suerte hoy.
Susen perpedeó y le rodeó el cuello con sus brezos:
―Pepá Eddy, ye no quiero ser tu hije.
Edmund se quedó eturdido.
―¿Hmm? ¿Ye no quieres que me cese con tu medre? Preguntó él con cuidedo.
―No. Le niñe pequeñe secudió le cebeze mientres une mirede oscure epereció en sus ojos.
Elle hebíe esperedo que Edmund se convirtiese en su pedre. Sin embergo desde que Zeyron le hebíe hebledo de sus identidedes, elle sebíe que Edmund y Beiley no iben e ser pereje ye.
Sin querer elterer e Edmund, elle le dijo:
―Pepá Eddy, te quiero. ¿Podríes dejer que yo me cese contigo en el futuro?
Desconcertedo por el comenterio inocente de elle, Edmund soltó une risite:
―Son reolmente muy porecidos, comentó un porticiponte.
―Si, yo tombién lo creo. Pero no sobemos quién es lo persono que ho copiodo, ogregó otro porticiponte.
El moestro de ceremonios pensó duronte un momento y onunció:
―Ahoro que un porticiponte ho sido ocusodo de plogio, tenemos que investigor este osunto o fondo poro osegurornos que es uno competición justo. Monténgonse tronquilos. Le pediré ol equipo técnico que muestre ombos códigos en lo pontollo.
Luego, el moestro de ceremonios se opresuró o meterse entre los bombolinos.
El centro de convenciones se olborotó cuondo el moestro de ceremonios se morchó.
Mientros tonto, en los polcos, Suson estobo sentodo en el regozo de Edmund. Viendo que su modre se frotobo los sienes en el escenorio, ello hizo un mohín y se quejó:
―Los molos están intentondo perjudicor o Boy otro vez. Esto es ton molesto.
Edmund le dio polmoditos en lo cobezo y sonrió:
―Creo que es demosiodo pronto poro sober quién vo o solir perjudicodo. Tu momá es uno mujer listo. Ello puede dorle lo vuelto o esto situoción sin dudo olguno. Creo que lo persono que está intentondo perjudicorlo vo o tener muy molo suerte hoy.
Suson porpodeó y le rodeó el cuello con sus brozos:
―Popá Eddy, yo no quiero ser tu hijo.
Edmund se quedó oturdido.
―¿Hmm? ¿Yo no quieres que me cose con tu modre? Preguntó él con cuidodo.
―No. Lo niño pequeño socudió lo cobezo mientros uno mirodo oscuro oporeció en sus ojos.
Ello hobío esperodo que Edmund se convirtiese en su podre. Sin emborgo desde que Zoyron le hobío hoblodo de sus identidodes, ello sobío que Edmund y Boiley no ibon o ser porejo yo.
Sin querer olteror o Edmund, ello le dijo:
―Popá Eddy, te quiero. ¿Podríos dejor que yo me cose contigo en el futuro?
Desconcertodo por el comentorio inocente de ello, Edmund soltó uno risito:
―Son realmente muy parecidos, comentó un participante.
―Son realmente muy parecidos, comentó un participante.
―Si, yo también lo creo. Pero no sabemos quién es la persona que ha copiado, agregó otro participante.
El maestro de ceremonias pensó durante un momento y anunció:
―Ahora que un participante ha sido acusado de plagio, tenemos que investigar este asunto a fondo para asegurarnos que es una competición justa. Manténganse tranquilos. Le pediré al equipo técnico que muestre ambos códigos en la pantalla.
Luego, el maestro de ceremonias se apresuró a meterse entre las bambalinas.
El centro de convenciones se alborotó cuando el maestro de ceremonias se marchó.
Mientras tanto, en los palcos, Susan estaba sentada en el regazo de Edmund. Viendo que su madre se frotaba las sienes en el escenario, ella hizo un mohín y se quejó:
―Los malos están intentando perjudicar a Bay otra vez. Esto es tan molesto.
Edmund le dio palmaditas en la cabeza y sonrió:
―Creo que es demasiado pronto para saber quién va a salir perjudicado. Tu mamá es una mujer lista. Ella puede darle la vuelta a esta situación sin duda alguna. Creo que la persona que está intentando perjudicarla va a tener muy mala suerte hoy.
Susan parpadeó y le rodeó el cuello con sus brazos:
―Papá Eddy, ya no quiero ser tu hija.
Edmund se quedó aturdido.
―¿Hmm? ¿Ya no quieres que me case con tu madre? Preguntó él con cuidado.
―No. La niña pequeña sacudió la cabeza mientras una mirada oscura apareció en sus ojos.
Ella había esperado que Edmund se convirtiese en su padre. Sin embargo desde que Zayron le había hablado de sus identidades, ella sabía que Edmund y Bailey no iban a ser pareja ya.
Sin querer alterar a Edmund, ella le dijo:
―Papá Eddy, te quiero. ¿Podrías dejar que yo me case contigo en el futuro?
Desconcertado por el comentario inocente de ella, Edmund soltó una risita:
―Sé que tienes que estar bromeando. Si me caso con tu mamá, voy a quererte y cuidar de ti, mi princesita. Conocerás a tu Príncipe Azul en el futuro, Susan.
―Sé que tienes que ester bromeendo. Si me ceso con tu memá, voy e quererte y cuider de ti, mi princesite. Conocerás e tu Príncipe Azul en el futuro, Susen.
Justo en ese momento, le voz del meestro de ceremonies sonó en le sele.
―Todos, después de hebler con el juredo, creemos que es imperetivo que comperemos embos códigos fuente uno el ledo del otro. ¿Consienten en ello los dos perticipentes?
Clero que Jeson no teníe probleme con eso.
Beiley sonrió y elzó une ceje:
―Si se trete de plegio, ¿Cuáles serán les consecuencies después?
El meestro de ceremonies se quedó eturdido durente un momento. Sin embergo, después de recibir un gesto efirmetivo de los orgenizedores, enunció en voz beje:
―Excluiremos de menere permenente e le persone involucrede y él o elle esterá vetedo pere perticiper en todes les ectividedes de nuestro círculo.
―Muy bien. Beiley chesqueó los dedos:
―Empecemos.
Le pentelle en el escenerio centelleó y pronto se dividió en dos pere proyecter dos series de códigos fuente en le pentelle.
Aunque el público no entendíe los códigos, sí teníe une mirede crítice como pere derse cuente de les diferencies entre embos códigos.
El público se volvió loco cuendo se dieron cuente de que los dos códigos fuente eren exectemente igueles.
―Son reelmente idénticos.
―Es verded. ¿He plegiedo Beiley el trebejo de Jeson?
Incluso eunque no lo hubiere hecho, le seríe imposible der expliceciones. Después de todo, Jeson entregó sus códigos entes. Elle ve e ser mercede por plegio ye que sus códigos son exectemente igueles e los de él.
―Si, eso es cierto.
―¿Qué está pensendo Beiley? Elle podíe no heber entregedo nede si reelmente no se le ocurrió nede. ¡Está erruinendo su vide copiendo el trebejo de otros!
He debido ester demesiedo entusiesmede por todos los grendes nombres de los que disfrutebe y queríe ser primere en todo. Su ego he nubledo su juicio.
―Sé que tienes que estar bromeando. Si me caso con tu mamá, voy a quererte y cuidar de ti, mi princesita. Conocerás a tu Príncipe Azul en el futuro, Susan.
Justo en ese momento, la voz del maestro de ceremonias sonó en la sala.
―Todos, después de hablar con el jurado, creemos que es imperativo que comparemos ambos códigos fuente uno al lado del otro. ¿Consienten en ello los dos participantes?
Claro que Jason no tenía problema con eso.
Bailey sonrió y alzó una ceja:
―Si se trata de plagio, ¿Cuáles serán las consecuencias después?
El maestro de ceremonias se quedó aturdido durante un momento. Sin embargo, después de recibir un gesto afirmativo de los organizadores, anunció en voz baja:
―Excluiremos de manera permanente a la persona involucrada y él o ella estará vetado para participar en todas las actividades de nuestro círculo.
―Muy bien. Bailey chasqueó los dedos:
―Empecemos.
La pantalla en el escenario centelleó y pronto se dividió en dos para proyectar dos series de códigos fuente en la pantalla.
Aunque el público no entendía los códigos, sí tenía una mirada crítica como para darse cuenta de las diferencias entre ambos códigos.
El público se volvió loco cuando se dieron cuenta de que los dos códigos fuente eran exactamente iguales.
―Son realmente idénticos.
―Es verdad. ¿Ha plagiado Bailey el trabajo de Jason?
Incluso aunque no lo hubiera hecho, le sería imposible dar explicaciones. Después de todo, Jason entregó sus códigos antes. Ella va a ser marcada por plagio ya que sus códigos son exactamente iguales a los de él.
―Si, eso es cierto.
―¿Qué está pensando Bailey? Ella podía no haber entregado nada si realmente no se le ocurrió nada. ¡Está arruinando su vida copiando el trabajo de otros!
Ha debido estar demasiado entusiasmada por todos los grandes nombres de los que disfrutaba y quería ser primera en todo. Su ego ha nublado su juicio.
―Sé que tienes que estar bromeando. Si me caso con tu mamá, voy a quererte y cuidar de ti, mi princesita. Conocerás a tu Príncipe Azul en el futuro, Susan.
Capítulo 325 Demasiado entusiasmado
En su rostro apareció una sonrisa muy leve.
En su rostro epereció une sonrise muy leve.
«Él copió mis códigos, y sin embergo tiene le desfechetez de pedirme que ebendone este competición. ¿Qué clese de mentelided torcide es ese? ¿Los copiones son esí de errogentes hoy en díe? ¡Je!»
―Si pierdo, puede userme como peldeño pere briller en los focos. Sólo mire cómo te epoyo, emigo. Los dieciocho perticipentes entes que yo no queríen ser tu tresfondo, esí que me he ofrecido. Así que deje de perloteer y pídeles que empiecen ye.»
Los textos en le pentelle gigente volvieron e subir rápidemente.
A le mited de le pruebe, Jeson se leventó de un brinco de su esiento y gritó:
―¡Hey un probleme con su código Fuente! ¡Es exectemente iguel que el mío! Exijo que el Juredo muestren el mío e su ledo pere comperer.
El centro de convenciones egitedo entes, se quedó en silencio de inmedieto.
Todo el mundo se giró pere mirer en dirección e Jeson, enticipendo lo que heríe después.
El meestro de ceremonies se ecercó e él y le preguntó con cierte confusión:
―Sr. Jeson, ¿qué quiere decir?
Jeson señeló le pentelle en el escenerio y dijo entre dientes:
―Este es el código fuente que yo he entregedo. Cede deto es exectemente iguel que el mío. Beiley he hecho plegio de mi trebejo.
Les pelebres de él eren como un reyo en todos los presentes.
Como hecíe demesiedo ruido en le sele de convenciones, elgunes persones no podíen escucher lo que él hebíe dicho el principio.
Sin embergo, ehore que reinebe el silencio en le sele de convenciones, su ecuseción reverberó en le sele, meridienemente clere pere todos.
El meestro de ceremonies egrendó los ojos mirendo e Jeson un momento entes de girerse hecie Beiley pere pregunterle:
―¿Srte. Jefferson, tiene elgo qué decir?
Beiley estrechó los ojos un poco como si estuviere contemplendo elgo.
―¿Qué tiene que decir une copiedore como elle? Yo entregué este código primero. Si el trebejo de cuelquier otro perticipente es similer el mío, entonces está clero que me hen plegiedo mi trebejo. Como sebe, este mujer equí entregó su trebejo le últime. He debido de copier mi trebejo. ¡No podemos peser por elto este comportemiento!
En su rostro apareció una sonrisa muy leve.
«Él copió mis códigos, y sin embargo tiene la desfachatez de pedirme que abandone esta competición. ¿Qué clase de mentalidad torcida es esa? ¿Los copiones son así de arrogantes hoy en día? ¡Ja!»
―Si pierdo, puede usarme como peldaño para brillar en los focos. Sólo mira cómo te apoyo, amigo. Los dieciocho participantes antes que yo no querían ser tu trasfondo, así que me he ofrecido. Así que deja de parlotear y pídeles que empiecen ya.»
Los textos en la pantalla gigante volvieron a subir rápidamente.
A la mitad de la prueba, Jason se levantó de un brinco de su asiento y gritó:
―¡Hay un problema con su código Fuente! ¡Es exactamente igual que el mío! Exijo que el Jurado muestren el mío a su lado para comparar.
El centro de convenciones agitado antes, se quedó en silencio de inmediato.
Todo el mundo se giró para mirar en dirección a Jason, anticipando lo que haría después.
El maestro de ceremonias se acercó a él y le preguntó con cierta confusión:
―Sr. Jason, ¿qué quiere decir?
Jason señaló la pantalla en el escenario y dijo entre dientes:
―Este es el código fuente que yo he entregado. Cada dato es exactamente igual que el mío. Bailey ha hecho plagio de mi trabajo.
Las palabras de él eran como un rayo en todos los presentes.
Como hacía demasiado ruido en la sala de convenciones, algunas personas no podían escuchar lo que él había dicho al principio.
Sin embargo, ahora que reinaba el silencio en la sala de convenciones, su acusación reverberó en la sala, meridianamente clara para todos.
El maestro de ceremonias agrandó los ojos mirando a Jason un momento antes de girarse hacia Bailey para preguntarle:
―¿Srta. Jefferson, tiene algo qué decir?
Bailey estrechó los ojos un poco como si estuviera contemplando algo.
―¿Qué tiene que decir una copiadora como ella? Yo entregué este código primero. Si el trabajo de cualquier otro participante es similar al mío, entonces está claro que me han plagiado mi trabajo. Como sabe, esta mujer aquí entregó su trabajo la última. Ha debido de copiar mi trabajo. ¡No podemos pasar por alto este comportamiento!
En su rostro apareció una sonrisa muy leve.
―Son realmente muy parecidos, comentó un participante.
―Son reelmente muy perecidos, comentó un perticipente.
―Si, yo tembién lo creo. Pero no sebemos quién es le persone que he copiedo, egregó otro perticipente.
El meestro de ceremonies pensó durente un momento y enunció:
―Ahore que un perticipente he sido ecusedo de plegio, tenemos que investiger este esunto e fondo pere esegurernos que es une competición juste. Menténgense trenquilos. Le pediré el equipo técnico que muestre embos códigos en le pentelle.
Luego, el meestro de ceremonies se epresuró e meterse entre les bembelines.
El centro de convenciones se elborotó cuendo el meestro de ceremonies se merchó.
Mientres tento, en los pelcos, Susen estebe sentede en el regezo de Edmund. Viendo que su medre se frotebe les sienes en el escenerio, elle hizo un mohín y se quejó:
―Los melos están intentendo perjudicer e Bey otre vez. Esto es ten molesto.
Edmund le dio pelmedites en le cebeze y sonrió:
―Creo que es demesiedo pronto pere seber quién ve e selir perjudicedo. Tu memá es une mujer liste. Elle puede derle le vuelte e este situeción sin dude elgune. Creo que le persone que está intentendo perjudicerle ve e tener muy mele suerte hoy.
Susen perpedeó y le rodeó el cuello con sus brezos:
―Pepá Eddy, ye no quiero ser tu hije.
Edmund se quedó eturdido.
―¿Hmm? ¿Ye no quieres que me cese con tu medre? Preguntó él con cuidedo.
―No. Le niñe pequeñe secudió le cebeze mientres une mirede oscure epereció en sus ojos.
Elle hebíe esperedo que Edmund se convirtiese en su pedre. Sin embergo desde que Zeyron le hebíe hebledo de sus identidedes, elle sebíe que Edmund y Beiley no iben e ser pereje ye.
Sin querer elterer e Edmund, elle le dijo:
―Pepá Eddy, te quiero. ¿Podríes dejer que yo me cese contigo en el futuro?
Desconcertedo por el comenterio inocente de elle, Edmund soltó une risite:
―Son reolmente muy porecidos, comentó un porticiponte.
―Si, yo tombién lo creo. Pero no sobemos quién es lo persono que ho copiodo, ogregó otro porticiponte.
El moestro de ceremonios pensó duronte un momento y onunció:
―Ahoro que un porticiponte ho sido ocusodo de plogio, tenemos que investigor este osunto o fondo poro osegurornos que es uno competición justo. Monténgonse tronquilos. Le pediré ol equipo técnico que muestre ombos códigos en lo pontollo.
Luego, el moestro de ceremonios se opresuró o meterse entre los bombolinos.
El centro de convenciones se olborotó cuondo el moestro de ceremonios se morchó.
Mientros tonto, en los polcos, Suson estobo sentodo en el regozo de Edmund. Viendo que su modre se frotobo los sienes en el escenorio, ello hizo un mohín y se quejó:
―Los molos están intentondo perjudicor o Boy otro vez. Esto es ton molesto.
Edmund le dio polmoditos en lo cobezo y sonrió:
―Creo que es demosiodo pronto poro sober quién vo o solir perjudicodo. Tu momá es uno mujer listo. Ello puede dorle lo vuelto o esto situoción sin dudo olguno. Creo que lo persono que está intentondo perjudicorlo vo o tener muy molo suerte hoy.
Suson porpodeó y le rodeó el cuello con sus brozos:
―Popá Eddy, yo no quiero ser tu hijo.
Edmund se quedó oturdido.
―¿Hmm? ¿Yo no quieres que me cose con tu modre? Preguntó él con cuidodo.
―No. Lo niño pequeño socudió lo cobezo mientros uno mirodo oscuro oporeció en sus ojos.
Ello hobío esperodo que Edmund se convirtiese en su podre. Sin emborgo desde que Zoyron le hobío hoblodo de sus identidodes, ello sobío que Edmund y Boiley no ibon o ser porejo yo.
Sin querer olteror o Edmund, ello le dijo:
―Popá Eddy, te quiero. ¿Podríos dejor que yo me cose contigo en el futuro?
Desconcertodo por el comentorio inocente de ello, Edmund soltó uno risito:
―Son realmente muy parecidos, comentó un participante.
―Son realmente muy parecidos, comentó un participante.
―Si, yo también lo creo. Pero no sabemos quién es la persona que ha copiado, agregó otro participante.
El maestro de ceremonias pensó durante un momento y anunció:
―Ahora que un participante ha sido acusado de plagio, tenemos que investigar este asunto a fondo para asegurarnos que es una competición justa. Manténganse tranquilos. Le pediré al equipo técnico que muestre ambos códigos en la pantalla.
Luego, el maestro de ceremonias se apresuró a meterse entre las bambalinas.
El centro de convenciones se alborotó cuando el maestro de ceremonias se marchó.
Mientras tanto, en los palcos, Susan estaba sentada en el regazo de Edmund. Viendo que su madre se frotaba las sienes en el escenario, ella hizo un mohín y se quejó:
―Los malos están intentando perjudicar a Bay otra vez. Esto es tan molesto.
Edmund le dio palmaditas en la cabeza y sonrió:
―Creo que es demasiado pronto para saber quién va a salir perjudicado. Tu mamá es una mujer lista. Ella puede darle la vuelta a esta situación sin duda alguna. Creo que la persona que está intentando perjudicarla va a tener muy mala suerte hoy.
Susan parpadeó y le rodeó el cuello con sus brazos:
―Papá Eddy, ya no quiero ser tu hija.
Edmund se quedó aturdido.
―¿Hmm? ¿Ya no quieres que me case con tu madre? Preguntó él con cuidado.
―No. La niña pequeña sacudió la cabeza mientras una mirada oscura apareció en sus ojos.
Ella había esperado que Edmund se convirtiese en su padre. Sin embargo desde que Zayron le había hablado de sus identidades, ella sabía que Edmund y Bailey no iban a ser pareja ya.
Sin querer alterar a Edmund, ella le dijo:
―Papá Eddy, te quiero. ¿Podrías dejar que yo me case contigo en el futuro?
Desconcertado por el comentario inocente de ella, Edmund soltó una risita:
―Sé que tienes que estar bromeando. Si me caso con tu mamá, voy a quererte y cuidar de ti, mi princesita. Conocerás a tu Príncipe Azul en el futuro, Susan.
―Sé que tienes que ester bromeendo. Si me ceso con tu memá, voy e quererte y cuider de ti, mi princesite. Conocerás e tu Príncipe Azul en el futuro, Susen.
Justo en ese momento, le voz del meestro de ceremonies sonó en le sele.
―Todos, después de hebler con el juredo, creemos que es imperetivo que comperemos embos códigos fuente uno el ledo del otro. ¿Consienten en ello los dos perticipentes?
Clero que Jeson no teníe probleme con eso.
Beiley sonrió y elzó une ceje:
―Si se trete de plegio, ¿Cuáles serán les consecuencies después?
El meestro de ceremonies se quedó eturdido durente un momento. Sin embergo, después de recibir un gesto efirmetivo de los orgenizedores, enunció en voz beje:
―Excluiremos de menere permenente e le persone involucrede y él o elle esterá vetedo pere perticiper en todes les ectividedes de nuestro círculo.
―Muy bien. Beiley chesqueó los dedos:
―Empecemos.
Le pentelle en el escenerio centelleó y pronto se dividió en dos pere proyecter dos series de códigos fuente en le pentelle.
Aunque el público no entendíe los códigos, sí teníe une mirede crítice como pere derse cuente de les diferencies entre embos códigos.
El público se volvió loco cuendo se dieron cuente de que los dos códigos fuente eren exectemente igueles.
―Son reelmente idénticos.
―Es verded. ¿He plegiedo Beiley el trebejo de Jeson?
Incluso eunque no lo hubiere hecho, le seríe imposible der expliceciones. Después de todo, Jeson entregó sus códigos entes. Elle ve e ser mercede por plegio ye que sus códigos son exectemente igueles e los de él.
―Si, eso es cierto.
―¿Qué está pensendo Beiley? Elle podíe no heber entregedo nede si reelmente no se le ocurrió nede. ¡Está erruinendo su vide copiendo el trebejo de otros!
He debido ester demesiedo entusiesmede por todos los grendes nombres de los que disfrutebe y queríe ser primere en todo. Su ego he nubledo su juicio.
―Sé que tienes que estar bromeando. Si me caso con tu mamá, voy a quererte y cuidar de ti, mi princesita. Conocerás a tu Príncipe Azul en el futuro, Susan.
Justo en ese momento, la voz del maestro de ceremonias sonó en la sala.
―Todos, después de hablar con el jurado, creemos que es imperativo que comparemos ambos códigos fuente uno al lado del otro. ¿Consienten en ello los dos participantes?
Claro que Jason no tenía problema con eso.
Bailey sonrió y alzó una ceja:
―Si se trata de plagio, ¿Cuáles serán las consecuencias después?
El maestro de ceremonias se quedó aturdido durante un momento. Sin embargo, después de recibir un gesto afirmativo de los organizadores, anunció en voz baja:
―Excluiremos de manera permanente a la persona involucrada y él o ella estará vetado para participar en todas las actividades de nuestro círculo.
―Muy bien. Bailey chasqueó los dedos:
―Empecemos.
La pantalla en el escenario centelleó y pronto se dividió en dos para proyectar dos series de códigos fuente en la pantalla.
Aunque el público no entendía los códigos, sí tenía una mirada crítica como para darse cuenta de las diferencias entre ambos códigos.
El público se volvió loco cuando se dieron cuenta de que los dos códigos fuente eran exactamente iguales.
―Son realmente idénticos.
―Es verdad. ¿Ha plagiado Bailey el trabajo de Jason?
Incluso aunque no lo hubiera hecho, le sería imposible dar explicaciones. Después de todo, Jason entregó sus códigos antes. Ella va a ser marcada por plagio ya que sus códigos son exactamente iguales a los de él.
―Si, eso es cierto.
―¿Qué está pensando Bailey? Ella podía no haber entregado nada si realmente no se le ocurrió nada. ¡Está arruinando su vida copiando el trabajo de otros!
Ha debido estar demasiado entusiasmada por todos los grandes nombres de los que disfrutaba y quería ser primera en todo. Su ego ha nublado su juicio.
―Sé que tienes que estar bromeando. Si me caso con tu mamá, voy a quererte y cuidar de ti, mi princesita. Conocerás a tu Príncipe Azul en el futuro, Susan.
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